Todo el camino hasta el escenario, Hazel estuvo pensando en lo que él dijo al final. Sus ojos continuaban mirando alrededor con vigilancia como si alguien estuviera escondido en la oscuridad y esperando que bajara su guardia para poder atacarla.
La chica lucía tan divertida que Rafael tuvo que sofocar su risa unas cuantas veces para seguir manteniendo un rostro serio mientras caminaban hacia la puerta trasera del escenario.
—Mi señor, es un honor verlo nuevamente. Después de la última vez, hemos pensado... —El hombre detuvo su discurso cuando notó que los ojos de Rafael se estrechaban sobre él con una mirada oscura.
—No soy yo quien trajo al esclavo, mi esposa lo hizo. Es la primera vez que compra un esclavo, así que por favor guíela bien —Tomando la indirecta de que no quería hablar del pasado frente a su esposa, el subastador inclinó su cabeza con una sonrisa aduladora.
