—Mi querida esposa, ¿vamos a nuestros asientos premium? —Muchos que se burlaban de ella abrieron enormemente los ojos y algunos incluso voltearon a mirarla.
Así que esta era la nueva emperatriz de la que tanto se rumoraba. Los asientos premium eran el tercer piso que estaba completamente reservado para el señor del imperio, quien raramente visitaba aquel lugar, pero ni siquiera sus parientes cercanos o amigos tenían derecho a estar allí.
En lo que respecta a Rafael, era muy territorial y no creía en compartir, ya fuera un asiento o una persona.
Todos querían saber quién era la chica que había sido seleccionada por el consejo y sin embargo permanecía con vida, pero no se atrevían a mirarla abiertamente ya que él estaba justo allí con ella.
—Dijiste eso en voz alta para captar su atención —susurró ella, más para sí misma que para él.