La cena transcurrió pacíficamente. Emmelyn estaba feliz de ver que los dos hombres por los que se preocupaba eran civilizados el uno con el otro. Pensaba que tal vez algún día podrían ser amigos si se lo permitieran.
—Gracias por tu ayuda y hospitalidad. He oído hablar de lo que sucedió en Astland y cómo invitaste a Marte y a Harlow a venir aquí con los dragones... —dijo Emmelyn después de que terminaron de cenar. Estaba muy agradecida porque Maxim lo había hecho por ella.
—Para eso están los amigos —dijo Maxim con una sonrisa. Se preguntaba si Emmelyn le había contado a Marte la verdad sobre la razón por la que estaba maldita y por qué había renunciado a la vida. Su instinto le decía que Emmelyn no lo había hecho.
—Gracias, de todos modos... —dijo Emmelyn. Se volvió a mirar a Marte, quien estaba atento a cada una de sus palabras. —Necesito hablar con Marte y ponerme al día con muchas cosas. Entonces, sabré qué hacer.