—Madre —dijo Marte mientras extendía su mano y tomaba suavemente la mano de su madre. La Reina Elara se encontraba junto a la entrada con John detrás de ella. Lucía tan hermosa como siempre y no había señales de que estuviera enferma o lesionada en absoluto.
Jared Fuertemonte se levantó instantáneamente de su asiento y caminó a grandes pasos hacia su esposa. Su rostro irradiaba felicidad y la gente podía ver sus ojos rebosantes de lágrimas.
—Cariño... —la llamó con un tono conmovido—. Estás aquí...
Se veía tan emocionado. Cuando llegó a su lado, el hombre solo pudo quedarse quieto y la miraba con anhelo. Había arrepentimiento y tristeza en su rostro.
—Jared —Elara asintió con la cabeza para reconocer su presencia, pero no tomó su mano como solía hacer. En cambio, Elara Fuertemonte tocó la mano de su hijo y caminó con él hacia su mesa.