—¿Cómo supiste que estaba aquí? ¿Qué haces aquí? —preguntó Penélope.
—Vine por ti, mi querida hija. Pedí ayuda y te encontré aquí —dijo su madre.
—¿Entonces por qué no subiste a verme?
Ella podía ver a su madre mirándola fijamente, creciendo la sospecha sobre lo que Penny estaba pensando. Penny misma intentaba averiguar por qué su madre no había subido a verla. Para alguien que había estado siguiéndola, podía decir que su madre no sabía sobre sus visitas frecuentes a la iglesia, ni la relación que compartía con Damien.
Pero, ¿por qué? Ella había fingido su muerte y Penny había llorado por ello. ¿No se suponía que debía seguir su propio camino si era así? La había rastreado aquí lo cual era posible que fuera una coincidencia que ambas estuvieran en las mismas tierras porque seguramente ella no tenía ninguna habilidad para transportarse a otro lugar como Damien.
Entonces se dio cuenta, sin retener nada preguntó —¿Fue la magia derramada?