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Al abrir la puerta trasera, sacó al hombre pero un fuerte golpeteo se escuchó desde la puerta de entrada que sobresaltó a la bruja negra. De la sorpresa, el hombre muerto cayó al suelo en una posición incómoda sentado.
—¡Michael! —la puerta retumbó en el frente.
—Mierda —maldijo el brujo—, al parecer era uno de los vecinos que había venido a visitar a esta persona.
—¿Michael? ¿Estás ahí? ¿Estás en la parte de atrás? —se oyó la voz de la mujer. Sus órdenes habían sido claras: convertir a los humanos en semi-brujas. Si era necesario tendría que matar a la mujer, pero podía sentir las pisadas en el suelo. Había gente caminando cerca lo que dificultaría matarla. Para empeorar las cosas, el brujo negro oyó otra voz junto a la de ella.
—¿Habrá salido a la madera? —llegó la otra voz.
—No lo creo...