Cuando Damien habló del prado, Penny había pensado que era algún tipo de expresión sin saber que en realidad se refería a un prado. Los campos de hierba se expandían, extendiéndose hacia el bosque que no estaba demasiado lejos. No era verde ni estaba soleado con lo que Damien tenía en mente.
—¿Maestro Damien? —llamó Penny una vez que bajaron de la carroza—. ¿Vamos a hacer un picnic alrededor y en la nieve? —le preguntó, insegura de si esto era lo que él tenía en mente. No era solo ella, sino también el cochero quien observaba con frialdad el paisaje frente a ellos. Solo Damien Quinn podría tener este tipo de ideas bizarras.