Con el mayordomo que había dejado la habitación, Penny se hundió de nuevo para sentarse en la cama. Su estómago se sentía lleno, esperando a Damien echó un vistazo al reloj en la pared que continuaba avanzando sus manecillas. Dejándose acostar con la espalda golpeando la superficie de la cama, miró su reflejo arriba en el techo de la cama. El espejo reflejaba su preocupación mientras su mente regresaba hacia su sueño.
Penny no sabía qué hacer al respecto. Con los recuerdos de la imagen volviéndose borrosos, sentía que su cabeza comenzaba a doler como un fuerte dolor que partiría su cabeza en dos mitades. Apartándolos, cerró sus ojos mientras sostenía su frente con su mano con los ojos cerrados. Esperando a Damien, sus ojos volvían a cerrarse aunque apenas había pasado más de media hora desde que se despertó.