—Lu Qingfeng —comenzó, su voz temblaba de nerviosismo—. Mi futuro esposo, mi mejor amigo, mi otra mitad, mi cómplice en el crimen y pronto en muchas otras maneras maravillosas también.
Se mordía nerviosamente el labio inferior, preguntándose por qué su corazón no se tranquilizaría en el día de su propia boda. No podía recordar haber estado tan nerviosa y feliz al mismo tiempo en su vida anterior.