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Lu Qingfeng decidió quedarse ese día con Yun Qingrong y trabajar desde casa en su lugar. Con esto, pudo obtener tantos detalles como fuera posible sobre la enfermedad de Yun Qingrong directamente de ella y el pronóstico real de sus médicos. Se preguntó si debería compartir esta información con Su Xiaofei, pero decidió permitir que Yun Qingrong se lo dijera a su hija personalmente.
—Tía Qing, sé que sería difícil para usted, pero Feifei necesita estar informada de esto. Se culparía a sí misma por no cuidarla si se enterara más tarde —le dijo Lu Qingfeng a Yun Qingrong mientras se sentaban dentro de su estudio, manteniendo su conversación lejos del alcance auditivo de todos dentro de la casa.
—Lo sé, Xiao Feng. Lo sé —Yun Qingrong suspiró mientras se apoyaba en el respaldo del sofá, cerrando sus ojos en el proceso—. Lo último que quería era hacer que su hija entrara en pánico si algo imprevisto le sucedía.