—Mírala. Tan feliz ganando tal premio. No tiene idea de que Han Yize compró el premio para pacificarla. Qué hombre tan codicioso. Persigue a su primer amor y, sin embargo, no pudo soltar a Ye Mingyu. Me pregunto cuánto tiempo tardará en darse cuenta de que él nunca la elegiría —Su Xiaofei sonrió, observando a Ye Mingyu bajar del escenario, sosteniendo su premio dorado con orgullo.
—Hay personas que no se dan cuenta de la verdad hasta que es demasiado tarde. Deja que disfrute de esta pequeña victoria, Feifei. En el futuro, no dudes en aplastarla. Quién sabe con qué tipo de plan podría salir una vez que descubra lo de nuestras hijas —respondió Lu Qingfeng.
Eso le recordó inmediatamente a Su Xiaofei lo peligrosa que realmente era Ye Mingyu. Ye Mingyu una vez había intentado quitarle la vida, y ahora que tenía hijos, temía que Ye Mingyu encontrara un resquicio para alcanzarlos en su lugar.
