—¿Cómo puedes pedirme que te deje si sabías que perderte me destrozó? —preguntó ella, desamparada—. ¿Por qué tu alma se volvió incompleta? ¿Fue por mí?
¿Fue culpa suya que su hijo no tuviera la oportunidad de nacer? ¿Fue por algo que hizo sin conocer las repercusiones de sus actos?
—Ahí vas de nuevo, mamá. Deja de culparte a ti misma. Varios factores influyen en el complejo proceso divino del renacimiento. No tiene nada que ver con lo que has hecho, mamá —su hijo respondió, dándole un ligero apretón a su mano aseguradoramente.
—Las almas toman múltiples nacimientos y vienen en diferentes cuerpos humanos para sus encarnaciones terrenales. A veces, cuando tenemos algunas deudas kármicas de nuestras vidas pasadas, se nos da poca elección y somos enviados a nuestra próxima vida para aprender lecciones específicas requeridas para saldar el balance kármico.