Xiao Rufeng había estado caminando de un lado a otro en su habitación, preguntándose si Yan Xiuchen vendría a acompañarla a la cena familiar que su padre había organizado. Aunque no dudaba de sus palabras, sabía que Yan Xiuchen estaba haciendo todo lo posible por atender su petición. Él estaba cambiando por ella, pero no lo culparía si cambiara de opinión en el último minuto.
La llamada en su puerta la sacó de sus pensamientos. Caminó hacia la puerta y encontró a Yan Xiuchen parado fuera, vestido con un traje negro con una camisa negra debajo y una corbata gris. Su cabello estaba peinado impecablemente liso a un lado, sus manos sosteniendo un par de gafas de sol.
—¿Estás lista para ir? —preguntó Yan Xiuchen, su mirada recorriendo su apariencia. —Te ves hermosa.
Xiao Rufeng se sonrojó bajo su mirada y asintió. —Te ves elegante.
Yan Xiuchen movió su mirada hacia el interior de la habitación, mirando a todos lados menos a ella. Estaba sonrojado, para su deleite.