—Estoy más que listo para tu tratamiento, Clara —susurró en su cuello, sus labios ya rozando su piel sensible—. ¿Hay algo que deba tomar?
Su cabeza casi explota justo en ese momento. Esto era diferente a anoche, cuando casi la destrozó al tomarse muy en serio ser el Maestro Kasper. No, por lo que ella podía decir, él no iba a hacerle el amor hasta que estuviera completamente agotada. En cambio, esto era...
¿Cómo se llamaba esto siquiera? ¿Hacer como que...? ¿Fingir?
—¿Hay algo mal, enfermera? —Sus ojos se abrieron ante cómo Gilas se dirigió a ella. ¿Enfermera? ¿Era en serio a dónde quería llevar las cosas esta noche?
—N-No —negó con la cabeza, su placer creciente haciéndole difícil pensar mientras apenas lograba componerse—. De hecho, estaba pensando en tu tratamiento para esta noche.