Llevándose al rincón de baile, Freya no pudo evitar reír alegremente mientras Gedeón la levantaba en el aire. Con cada compás del ritmo, ambos respondían al unísono, bailando al son de la música mientras disfrutaban de la presencia del otro.
Sin embargo, lo más sorprendente es que Gedeón sabía bailar.
—Eres sorprendentemente bueno en esto —Freya se rió mientras dejaba que su pareja tomara la iniciativa.
—He estado practicando —Gedeón sonrió con arrogancia—. Sabía que esto pasaría, así que hice lo mejor que pude para prepararme para lo inevitable.
—¿Inevitable, eh? —Freya bufó—. Aun así, me alegra que no te echaras atrás con las burlas de último minuto de Hermano.
—¿Él me estaba tomando el pelo? —él le respondió—. ¿Pensé que me estaba dando su bendición?
—Bueno, eso también, pero podía decir que estaba sonriendo todo el tiempo —ella soltó una pequeña risa—. Solo está cuidando de nosotros, así que no te preocupes.