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—¿Demonios, no es ella el epítome de un hombre lobo solitario escondido bajo una hermosa fachada? —comentó Bella mientras observaba a Pinra desgarrar maníacamente y con sadismo a su oponente con fría precisión—. Cada movimiento es mortal... No es de extrañar que el Almirante quisiera que me cuidara de ella. Es bueno que mi madre no esté aquí, o probablemente armaría un alboroto para que me retire ahora mismo.
—¿No tienes miedo de caer víctima de ella? —preguntó Clara mientras se volvía hacia Bella—. Aún puedes retirarte, Bella. No es demasiado tarde. Pinra no es la única oponente aquí que es muy peligrosa para tu supervivencia.
Bella no le respondió. En cambio, sus ojos permanecieron fijos en la pelea que se desarrollaba ante ellas.