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[Tercer día dentro del Bosque del Elemento]
Xenia se quedó inmóvil en su sueño, sonriendo por la comodidad que sentía. Moviéndose hacia un lado, sus brazos intentaron abrazar a Darío, solo para fallar ya que el aire abierto recibió su abrazo. En ese instante, abrió los ojos, parpadeando mientras la realidad se asentaba.
—Buenos días, Princesa Xenia.
Xenia se levantó de golpe de su cama, girando rápidamente la cabeza hacia donde había venido la voz. Al ver a Devas, sus ojos se abrieron de par en par. Sentado en el otro lado de la cama, el guardián la miraba con una amplia sonrisa, su forma humana vestida apropiadamente con uno de los muchos atuendos Cordonianos que había visto ser usados normalmente en el reino.
—Hermoso, ¿verdad? Cordón nos trajo muchos de estos durante las pruebas —se rió Devas—. Son bastante impresionantes sobornándonos, ¿no te parece? ¿Y puedes adivinar cuál es la cosa más interesante que escogí entre los regalos que por casualidad recogí?