Clara salió de la Gran Sala adolorida. Darío había sido tan firme en sus palabras, incluso declarando ante todos cuánto deseaba que Xenia fuera Reina. Prácticamente ya estaba llamando a Xenia su Reina, y eso dejó una puñalada dolorosa en lo profundo de su corazón. Aun así, simplemente no podía aceptarlo sin al menos luchar.
Ella conocía a Darío primero, y había estado con él demasiado tiempo como para rendirse así, sin más.
—Debería haber sido yo... —Este era el único pensamiento que aún permanecía en su mente. Si no hubiera sido por la llegada de Xenia a la vida de Darío... entonces tal vez...
Dejó escapar un suspiro profundo mientras caminaba de vuelta al campo de entrenamiento. No era como si no hubiera visto venir esto después de su charla con Darío ayer. Honestamente, esperaba algo peor como castigo.