Otra mañana llegó, y antes de que se diera cuenta, era el cuarto día de Xenia en Cordon. Menos mal que Jayra la despertó temprano, o si no, probablemente seguiría durmiendo. Se acostó tarde anoche todo por culpa de esos libros corruptos, ¡y no pudo evitar sentirse irritada por ello!
—No me digas que casi terminas con todos ellos durante la noche —Jayra rió burlonamente mientras Xenia bostezaba y se levantaba tardíamente de su cama.
—No pude evitarlo. Quiero aprender lo más rápido posible ya que no podré llevar esos libros conmigo durante el entrenamiento —respondió débilmente, seguido de otro bostezo mientras salía de la cama.