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Si Sofía tuviera el poder de quemarla con sus ojos, Madeline se habría convertido en un montón de cenizas hasta ahora. La vampiresa la miraba furiosamente, pero Madeline tenía razón cuando dijo que no había recogido su nombre y que simplemente había hablado de parientes en términos generalizados. Lo que Madeline intentaba insinuar era que si Sofía no estaba involucrada en eso, no debería sentirse culpable.
Calhoun se quedó allí en la mazmorra observando a las dos jóvenes, una vampiresa y otra humana. Sus labios se curvaron hacia arriba por lo que Madeline había hecho. Parecía que ni ella misma sabía lo que había dicho, pues su expresión era inocente y su mirada directa en los ojos de Sofía, que continuaban fulminándola.
—El hombre será puesto a ejecución mañana. Ya se ha decidido, y no hay nada más que discutir al respecto —dijo Calhoun a ellas y Madeline se giró para encontrar su mirada sobre la decisión que se había tomado.