—¿Vino el médico al castillo? —preguntó Madeline. Todo había sucedido tan rápido y con tanta prisa que Madeline seguía sintiendo nerviosismo.
—Sí. Los guardias llamaron a tres médicos del pueblo y de la ciudad más cercana. La mayoría de las personas ya han sido revisadas y están en proceso de ser tratadas —respondió Calhoun con un murmullo.
—¿Incluso Lucy? —preguntó ella, apartándose de él y dando un paso atrás para poder encontrar sus ojos sin tener que levantar tanto el cuello.
—Ella también. Paschar la revisó antes de que yo fuera a buscarte a la montaña. Lo hiciste bien, Madeline —Calhoun la elogió, y ese pequeño comentario fue suficiente para dibujar una leve sonrisa en sus labios—. Pero también hiciste mal al intentar curar a la gente. No una, sino dos veces —Había una mirada seria en sus ojos, y los de Madeline se bajaron.
—Quería ayudar —dijo ella.