—Raphael dijo que hasta que no aparezca el tercero, aun estás a salvo. La criatura no puede llevarte con ella, Beth —consolaba Madeline a su hermana.
Beth sollozó. Después de que Calhoun abandonara la habitación, sintió que el pesado peso que había estado llevando en sus hombros finalmente empezó a desmoronarse junto con ella, dejándola en lágrimas al pensar en sus acciones pasadas. Estaba demasiado avergonzada para hablar de ello y no sabía si su hermana alguna vez le perdonaría las otras cosas, que Calhoun no había mencionado.
Madeline le dio palmaditas en la espalda a su hermana —No te pasará nada. Oíste lo que dijo Calhoun. No permitirá que te pase ningún daño.
Tomando un profundo y tembloroso aliento de aire a través de su boca, Beth preguntó —¿Viste esa criatura junto a mi cama? Beth sabía que el Rey había mentido acerca de que estaba en la habitación.
—Una vez —respondió Madeline.
