Cuando los guardias arrastraron a Markus, fue lo más humillante que jamás había experimentado. Ser tirado y arrastrado fuera de la corte como si fuera el criminal cuando en verdad, él no era el responsable de la muerte tanto de la criada como de Lady Layla. Sus manos no habían sido liberadas ni tampoco sus piernas. Ahora se encontraba en la celda rodeada de barras de hierro.
—¡Markus!
—¡Madre! —exclamó Markus al ver a su madre, que vino a colocarse frente a la celda—. ¡Necesitas hablar con los miembros de la Casa Alta nuevamente! Tú y yo sabemos que no fui yo quien lo hizo.
El ceño de Rosamunda se frunció mientras decía:
—Sofía ha ido a informar a tu padre para que pueda ir a hablar con Dimitri y Hudson para pedir otro juicio.
Markus negó con la cabeza:
—No va a suceder nada. ¡Necesitas exponer a Calhoun, ahora mismo! —Había asistido a suficientes juicios realizados por la Casa Alta como para saber lo que le iba a suceder, que no había esperanza.