Al escuchar las palabras que acababa de pronunciar la Señora Rosamunda, Madeline no sabía qué responder. Era porque nunca había cruzado por su mente la idea de convertirse en vampira, ya que nunca había pensado en transformarse en una. La mayoría de las personas de su pueblo y su familia no se sentían muy cómodos en presencia de criaturas nocturnas. Madeline había llegado a creer que esa era la razón por la cual sus padres no habían empacado sus baúles para venir a quedarse con ella temprano.
El Rey de Devon era un vampiro, y el castillo, aunque lleno de humanos y vampiros, había algunos vampiros que podían alimentarse de humanos, absorbiendo su sangre.
Madeline no estaba segura de querer convertirse en vampira porque nunca había deseado convertirse en una.
Al ver el silencio llenar la habitación, Lady Lucy fue quien habló:
—Aún hay días para pensarlo. Lady Madeline estará lista después de eso. No es como si envejeciera de inmediato —la media hermana del Rey sonrió.