—Cuando Vince no escuchó más el movimiento de ropa, se giró solo para escuchar a Eva gritar —¡Aún no te des la vuelta!.
—Por el amor de Dios, mujer, deja de gritar. Y ya estás vestida —dijo Vincent antes de girarse—. No es que tenga interés.
Eva metió su ropa previamente usada en su pequeña bolsa junto con la toalla húmeda y el pequeño recipiente. Le dirigió una pequeña mirada de enfado mientras sus mejillas se encendían en vergüenza,
—Deberías irte primero —dijo Eve, su voz temblorosa ya que temblaba debido al viento que soplaba donde estaban parados. Pero entonces ella preguntó:
— ¿Cuánto de las palabras de Lady Annalise se puede considerar valiosas y verdaderas?