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—¿Qué haces tan temprano en la mañana, Mira? ¡Quiero dormir! ¿No se supone que debes ser más amable? —se quejó María intentando volver a meterse en la cama.
—¿Pero qué demonios? ¡Hoy te voy a entrenar en combate sin armas! ¡Levántate de la cama antes de que te dé una lección anticipada! —le gritó Mira y le dio una patada en la espalda para despertarla.
A María realmente le daban ganas de llorar en ese momento. ¡La habían engañado! ¿Cómo es esto ser amable? Eventualmente se levantó y empezó a prepararse para el día.
—Ve a buscar a tu madre y a tu padre también. Necesito comprobar qué habilidades le dio a mi 'querida amiga'. Nos vemos en el patio con todos los demás. ¡Ve! —le ordenó Mira a María para que participara en más entrenamiento.
Entonces, María salió a buscar a su mamá y a su papá. Todavía estaban dormidos, pero de repente oyeron un golpe en la puerta.
—¡Soy María! —dijo María a través de la puerta.
—¡Entra, cariño! —dijo Erika con voz cansada.