Para cuando el polvo se asentó, lo que las chicas observaban era a Mira y Celaine, cara a cara. La hoja de la guadaña de Mira estaba presionada contra el cuello de Celaine como si intentara cortarla diagonalmente por la mitad.
Por otro lado, el sable de Celaine estaba presionado contra el lado izquierdo del pecho de Mira, donde debería estar su corazón…
Celaine miró a Mira por unos segundos, luego dijo con una gran y hermosa sonrisa:
—Parece que es un empate, ¿eh? Honestamente, estoy sorprendida de que hayas podido empatar conmigo confiando solo en tus habilidades con la guadaña.
Al escuchar esto, Mira sonrió con suficiencia. Al ver esta sonrisa, Celaine sintió que algo no estaba bien, pero no pudo descifrar qué era. Afortunadamente, Mira no tardó mucho en explicar.
—Ahhh~ Un empate, ¿eh…? Tienes razón. Esto habría sido un empate si mi corazón estuviera realmente en el lugar contra el cual tu sable está presionado.