Yu Holea quería decir que cuando ella era inocente y lo sabía, entonces sería ridículo para ella que de repente alguien la acusara de algo que nunca hizo.
Fioana se mordió los labios cuando entendió las palabras de Yu Holea, pero en su corazón, maldijo a Yu Holea por ser una perra.
Si esta perra no se defendió la primera vez que la lastimó, ¿entonces por qué se estaba defendiendo ahora?
—Fioana, dile que jure que no te atacó. Si ella miente entonces podemos decírselo a la Diosa, si dice la verdad ¿no se arruinará su reputación?
Los ojos de Fioana se iluminaron. Sin embargo, antes de que pudiera abrir la boca, escuchó una voz autoritaria,
—Mi discípula no tiene ningún poder psíquico.
Fioana levantó la vista y vio al Señor Fu caminando hacia el centro del terreno.