—Qué extraño —suspiró Cielo.
—Cielo había estado devanándose los sesos sobre cómo llevarse bien con su hijo. La Cielo original era rencorosa, y el alma actual simplemente no compartía los mismos sentimientos que la Cielo original. Desde su perspectiva de la vida y crianza, eran muy diferentes en cada aspecto de la vida. La única similitud que tenían era que ambas carecían de experiencia en ser madre.
La Cielo original solo dio a luz al niño. Aparte de eso, no hizo nada más que mirarlo con desprecio y resentimiento. Mientras tanto, el alma actual no dio a luz, ni tuvo un hijo propio en su vida original. Aunque siempre soñó con tener su propia familia, la gente a menudo le decía que dar a luz a su propio hijo y adoptar era diferente. Además, considerando el ambiente en el que se movía, traer un niño a este mundo no era una decisión inteligente.
Por eso le resultaba muy extraño.