—Cielo podía contar los recuerdos que la Cielo original tenía de su hijo. A pesar del puñado de recuerdos, no podía confundirse con el rostro del niño. Especialmente ese cabello negro que se parecía al suyo y ese par de ojos avellana que se parecían a los de Dominic.
—Ese par de ojos que la Cielo original más resentía.
—Cielo tenía una idea clara de cómo se veía su hijo, pero la realidad era verdaderamente una experiencia diferente. Sebastián Zhu había superado sus expectativas de apariencia física solamente. Era más adorable, exudando un aire noble natural que uno no podía pasar por alto.
—Estaba equivocada —fue lo que cruzó por su mente mientras mantenía la intensa mirada del niño—. Dominic no tiene los ojos más hermosos y atractivos.
—Era Sebastián.