No había forma de negar que Cielo sintiera este alivio al investigar más profundamente la vida de Andrew Song. Para ella, conseguir su verdadero nombre había sido la tarea más problemática. Sin embargo, todo después de eso fue fácil con el Ojo del Diablo todavía en su poder.
Después de horas de investigación, Cielo estaba noventa y ocho por ciento segura de que Andrew Song, ahora Andrea Ng, trabajaba sola. El otro dos por ciento provenía del hecho de que siempre había una pequeña posibilidad. Pero con tales probabilidades, Cielo quería creer que esto era simplemente un acto desesperado de venganza.
—Tienes una recompensa por tu cabeza. Sé agradecida de que no soy yo quien personalmente te cortará —dijo Cielo.