Capítulo-55
Estaba a punto de acercarse a ella cuando de repente comenzó a llover. El príncipe esperaba que ella corriese hacia él bajo el techo, pero para su sorpresa, ella soltó una risita suave y giró en torno otra vez.
—Se siente tan refrescante —dijo Elliana, levantando ambas manos al aire como si estuviera absorbiendo la energía de su alrededor.
Su cabello comenzó a pegársele al cuerpo mientras giraba, saltando en el agua y acumulándose en los azulejos del suelo.
Levantó un poco su falda y saltó al agua, haciendo ruidos de chapoteo.
Sebastián recordó lo que ella había dicho en la sala de estar y la miró con determinación.
Miró la lluvia suave y frunció los labios. Honestamente, no quería salir y mojarse, pero al verla disfrutar tanto, no pudo contenerse. Su sonrisa lucía tan pura e inadulterada que hizo que su corazón quisiera unirse a ella y dejarse llevar.