—¡Tú! —Madeline elevó su voz hacia Elliana, pero notó que no era Elliana quien la había abofeteado.
—¡Arohi! —Madeline chilló con pura ira, y la chica la miró con ojos caídos.
Era claro que era una vampira y una muy revoltosa. Había estado escuchando las groserías de Madeline durante unos minutos y no pudo evitar intervenir para detener la perturbación que estaba causando a sus oídos. Todo tiene un límite.
—¿Por qué no cierras tu basura, eh? Has estado hablando y hablando cuando ella ni siquiera está diciendo nada. ¿Es así como vuestro reino enseña a sus princesas? Si es así, esta chica ilegítima es mucho mejor que tú —dijo la chica llamada Arohi, y Elliana tomó un profundo respiro.
—Madeline, voy a fingir que no levantaste tu mano contra mí y que no dijiste esas cosas sobre mi madre una última vez porque no quiero manchar mi reputación. La próxima vez, no seré tan indulgente —Elliana fue interrumpida a mitad de frase cuando oyeron otra presencia.