—¿Estás empacando para el viaje, princesa? —preguntó la Señorita Zoya mientras entraba a la habitación y veía a Elliana sentada en el suelo con una maleta abierta frente a ella, mirándola pensativa.
—No sé cómo hacerlo —dijo Elliana, y la Señorita Zoya suspiró ante la expresión de impotencia de la chica.
—¿Quieres que te ayude? —preguntó la Señorita Zoya, y Elliana murmuró afirmativamente.
La Señorita Zoya miró las cosas que ella había colocado en la maleta hasta ahora y entrecerró los ojos. La ropa que había puesto hasta el momento era solo -
—Princesa, vas a las islas. ¿Por qué estás empacando estas ropas largas? ¿No deberías empacar algunos shorts o faldas? —preguntó la Señorita Zoya.
—No quiero mostrarle a nadie mis heridas —la respuesta de Elliana fue cortante, pero por alguna razón, tenía un significado tan profundo que la Señorita Zoya se detuvo y miró a la chica.
En lugar de sacar más ropa del armario, se sentó con la princesa