Recomendación musical: El avance inexorable - Max Ritcher
—Cuando Dante y Aiden llegaron al puerto donde estaban atracados los barcos, el primer príncipe ordenó a los guardias que los habían acompañado,
—Revisen el pueblo. Busquen en cada casa, posada y tienda. No dejen piedra sin mover.
—¡Sí, Príncipe Dante! —Los guardias recibieron las órdenes antes de partir prontamente, mientras Dante y Aiden desmontaban de sus caballos.
—Pensé que Anna era la única que quería huir. ¿Quién habría pensado que encontraría un cómplice? ¿Quién podría ser el sirviente varón? —se preguntaba en voz alta el Príncipe Aiden, mientras que Dante ya sabía quién era.
¿Era esa la razón por la cual la atmósfera alrededor de ella y el jardinero parecía haber cambiado? Dante se cuestionaba a sí mismo mientras caminaba hacia la tabla de madera que conducía a la apertura del puerto del barco.