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—Los ojos marrones de Anastasia se abrieron de par en par y la sangre le subió por el cuello cuando las palabras salieron de los labios de Dante. ¿Q—qué quería decir con eso...? ¡Sentía como si hubiera otro significado oculto detrás de ello! Estaba agradecida cuando él se echó hacia atrás y se deslizó su camisa color hueso.
—Pareces estar bien familiarizada con mi hermano Aiden, pero no fuiste a verlo —declaró Dante, con la mirada pesando sobre todo su cuerpo.
—E—eso, pensé que el sastre te haría caso —contestó Anastasia mientras tragaba con suavidad. El Príncipe Aiden le había dicho que saldría esta noche, razón por la cual no lo había buscado. Y la razón que dio ahora no era falsa.
—¿Y no es porque sabes que si vas a su habitación, no lo encontrarás? —Los ojos de Dante se estrecharon sutilmente. Anastasia sintió su corazón latiendo aceleradamente. O él conocía muy bien a su hermano o era muy bueno descubriendo mentiras, pensó.