Había una pulgada de espacio entre sus labios, sin embargo, Emily podía sentir las débiles vibraciones en los suyos, sus labios reaccionando a la proximidad de Raylen. Una de sus manos se había movido instintivamente detrás de ella, como buscando apoyo en la áspera corteza del árbol.
—Un poco demasiado cerca, ¿no es así? —preguntó Emily, y no pudo evitar notar cómo sus ojos azules se oscurecían como respuesta.
—Algunas cosas requieren que te acerques para hacerlas correctamente —le respondió Raylen, y cada palabra que salía de sus labios parecía aterrizar directamente sobre los de ella.
Él no podía apartar su mirada de ella, fijándose en sus grandes y hermosos ojos color avellana centrados en él, esperando con anticipación. Entonces, sopló una suave ráfaga de aire sobre sus labios, provocando un suspiro por parte de ella.