—Emily sintió su corazón saltar un latido.
A pesar de su advertencia de alejarse de él y que Emily se decía a sí misma que no debía mirar en su dirección, se dio cuenta en cuestión de segundos de lo increíblemente difícil que era hacerlo. Apretaba los costados de su vestido con determinación, igual a cómo la distancia mantenida entre ellos le oprimía el corazón.
Sus ojos avellana se desplazaron lentamente para mirar a Nathaniel, cuya mirada la perforaba. Sin embargo, solo pudo sostenerla durante un mísero par de segundos antes de que Lady Layla se interpusiera frente a ella, obstruyendo su vista.
—Princesa Emily, me retiraré ahora —Lady Layla besó el aire junto a las mejillas de Emily, un saludo común en las tierras occidentales.
Emily volvió al presente, esbozando una sonrisa mientras susurraba: