—¿Se sienten incómodos, chicos? —Shenlian Yingyue preguntó preocupada. Nunca se habían enfermado.
—Queríamos vomitar, Yue. —Jun Mu Yang, Shenlian Yinzhu, Zhiyi y Bing Xue hablaron al mismo tiempo, lo que hizo que las bestias los miraran raro porque, incluso si se sintieran mal en este momento, no era para llegar al punto de vomitar.
—Hermana, me sentí rara.
—Yo también, Xiao Yueyue.
Shenlian Wanyan y Tuzi AoFen se acercaron a ella para deshacerse de las náuseas. En cuanto olfatearon su aroma a rosa, se sintieron mucho mejor. Shenlian Wanyan pegó su cuerpo al de ella y olió con avidez el dulce y floral aroma de su cabello.
Shenlian Yingyue frunció el ceño mientras observaba a Xiang FongFong y Liu Wen Yin, así como a los hombres que las rodeaban. Acarició el cabello morado de Shenlian Wayan y sosegó el suave pelaje rosa de Tuzi AoFen.