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Tras el destello de oscuridad en medio del cielo claro, la figura de un joven apareció, flotando sin preocupación alguna, desafiando las leyes físicas que atan a los mortales. Su silueta se recortaba contra la luz del sol, un espectro en el vasto azul del día.
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Sin mucho que hacer, adoptó una pose cómoda mientras permanecía suspendido, observando la aldea y sus cientos de habitantes. Sus ojos se movían con precisión, como si estuviera calculando meticulosamente sus siguientes movimientos.
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A pesar del tiempo transcurrido en este mundo, parecía que aún no había adquirido la virtud de la paciencia. Se quedó con una mirada aburrida, contemplando la aldea, su mente divagando entre el presente y los recuerdos de un pasado.
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Aunque esta área pareciera remota, no era tan insignificante como uno podría pensar. Esta pequeña aldea, con sus techos de paja y sus calles de tierra, era bastante grande y avanzada para ser considerada meramente una aldea. Las chimeneas humeantes y los molinos giratorios hablaban de una comunidad viva y trabajadora.
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Su importancia radicaba en su ubicación en una frontera entre países y cerca de un punto crítico de conflictos. Los movimientos militares eran frecuentes aquí, en contraste con otras aldeas más ordinarias. Caravanas armadas pasaban por sus caminos, y los soldados, con sus armaduras brillantes, patrullaban.
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"Con las mecánicas del juego... esto serían los primeros 10 minutos..."
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Murmuró para sí mismo, recordando las reglas que una vez gobernaron en el juego, vivir los cambios en persona, era algo extraño, incluso después de varios años
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(Humanos... si hubieran sido dragones o inmortales, ya estaría caminando con un cuerpo físico... comiendo... extraño la comida...)
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Su estómago, aunque inexistente en su forma actual, parecía retumbar con el eco de un hambre olvidada, pero esto era vestigio de recuerdos de cuando fue una ves humano.
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"En cambio, soy un fantasma... lloraría si pudiera..."
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La ironía de su situación le provocaba una sensación de vacío, una ausencia de algo que no podía comprender del todo.
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Dirigió su mirada hacia el escuadrón que entrenaba abajo, uno de los grupos organizados del país. Para la época tecnológica, parecían más bien desorganizados, moviendo armas sin un patrón claro. Pero había algo en su caos que hablaba de potencial, de una fuerza que solo necesitaba ser moldeada.
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"En la etapa inicial, importa más la fuerza física individual que cualquier otra cosa, pero esa regla no aplica a los humanos... Ashborne, idiota."
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A varios metros debajo, vio a Ashborne temblar por una fracción de segundo antes de ser derribado nuevamente por otro combatiente. Las palabras dirigidas a él parecían tener algún efecto, aunque fuera mínimo, el joven que ahora se levantaba del suelo, sacudiendo el polvo de su ropa.
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"Si esto no es diferente del juego, estamos aproximadamente 5000 años o más antes de Cristo, en términos tecnológicos..."
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La idea de estar tan atrás en el tiempo era desconcertante, pero también era una oportunidad, pudiendo como en el juego, moldear la dirección donde evolucionaria la raza elegida, era básicamente lo que hacia el jugador
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(Repasando... en el juego, se dividía por etapas en las cuales el jugador elige una raza, se desarrolla y luego participa en una guerra a nivel de diferentes dimensiones... en este momento, este lugar es solo una tierra antigua normal... sin nada fuera de lo común, a excepción mía).
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"ya quiero intervenir..."
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(Dejemos de pensar en ello... con las mecánicas del juego, no es conveniente intervenir ahora, aunque la comida es tentadora, el riesgo futuro que conlleva seria peor... no compensa... )
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La impaciencia crecía dentro de él, pero sabia que tenia que mantener la prudencia, luchando contra el deseo, algo que debía mantener, en especial en la situación incierta que se encontraba.
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Intentando cambiar sus pensamientos, volvió su atención hacia Ashborne, quien nuevamente caía torpemente al suelo. La sonrisa irónica que le provocaba era una mezcla de diversión y frustración. Observó cómo insistía en su práctica, si es que así se podía llamar, moviéndose de un lado a otro, solicitando desafíos solo para terminar en el suelo una y otra vez, sin lograr una sola victoria
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(¿Sigue resentido por mi decisión?... Parece que este es otro cambio; los humanos no seguirán mis órdenes tan fácilmente.)
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"Aunque es lógico... tiene conciencia como ser vivo, a diferencia de antes, que se basaba en probabilidades de un algoritmo..."
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La independencia del espíritu humano era algo que no había anticipado en un principio, fue uno de los grandes cambios a diferencia del juego.
Desde su llegada a este mundo, no solo notó los cambios obvios en el sistema de tiempo y la interfaz de menú, sino también en el comportamiento del entorno y de los individuos. La naturaleza misma parecía vibrar con una energía diferente, más cruda y más real.
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Al principio, dudó mucho y se encontró con muchas preguntas lógicas: ¿Cómo llegué a esto? ¿Cómo sucedió? ¿Qué hago ahora? ¿Estoy muerto? ¿Es un sueño? A pesar de seguir albergando dudas, decidió avanzar basándose en la poca información que tenía, el instinto básico de supervivencia, o de entender qué estaba sucediendo, y sobre todo el deseo de ganar y terminar esta partida, ya sea por su vida previa como jugador de este juego o no era una emoción pura desde su corazón.
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Había deducido que estaba en el juego porque contaba con los poderes del mismo, sumado a sus recuerdos y algunos otros datos más. Concluyó que si esto era lo mismo, inevitablemente se enfrentaría a varios conflictos en el futuro.
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Sospechaba que otros, ya sean NPC, nativos o gente como él, podrían estar en la misma posición o en situaciones similares, pudiendo estar en la misma facción que él o, en el peor de los casos, con otras razas, lo que complicaría aún más su situación.
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"Bueno, por ahora son las etapas iniciales... solo queda esperar y ver."
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Con esa resolución, continuó observando, esperando descubrir más sobre este mundo enigmático y su lugar en él.
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