[13 Años desde el inicio del juego]
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El rumor se propagaba como un fuego incontrolable. En las calles, en los mercados y en los cuarteles, todos murmuraban sobre el mismo individuo: 'el inmortal'. Aunque hace años no se veía particularmente fuerte, en la actualidad su cuerpo estaba marcado por cicatrices, cada una de ellas una prueba de haber sobrevivido a lo imposible.
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Los susurros se tejían a través de la multitud como hilos de una red invisible, cada uno llevando la misma pregunta: "¿Es él? ¿El de los rumores?" No parecía particularmente imponente, pero las cicatrices que adornaban su piel hablaban de batallas que desafiaban la comprensión común.
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"Mira quien va ahí!!..."
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"¿Ese tipo es de los rumores?"
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"No se ve tan fuerte, pero debe ser diferente en el campo de batalla"
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Era Ashborne Gray, apenas rozando la adultez, pero ya cargando el peso de innumerables enfrentamientos. Su presencia entre el grupo de soldados que se abría paso hacia el cuartel del comandante era como una llama en la oscuridad, atrayendo miradas y murmullos. "¡Es el inmortal!" exclamaban algunos, mientras otros especulaban sobre su aparente invulnerabilidad.
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"Es el inmortal!!"
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"Dicen que aunque se enfrente a lo imposible, no puede morir..."
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"una ves lucho contra mas de 100 al mismo tiempo..."
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"eso es una mentira!"
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El líder del grupo, el foco de todos los rumores y quien muchos llamaban el inmortal, estaba liderando un pequeño grupo armado a su objetivo y rápidamente alcanzó su destino. Dejando atrás a sus compañeros, entró solo para encontrarse con el comandante de la zona.
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"Pasa, niño,"
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Le permitió el comandante, un hombre de edad avanzada cuya armadura relucía con el estatus de su rango. A pesar de su apariencia severa, su barba y bigote estaban cuidadosamente arreglados, una rareza en el ambiente militar.
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"Este viejo se asombra una vez más de tus logros... tanto que ya va siendo una señal y no una coincidencia,"
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Expresó el comandante con un tono que denotaba más amabilidad de la que su exterior sugería, era mas una charla con un familiar que un procedimiento militar.
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"Gracias, señor comandante,"
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Respondió Ashborne, que a diferencia de su superior, mantuvo la formalidad a pesar de la sonrisa alentadora del comandante.
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"Ya va siendo hora de que dejes el frente... Como sabes, la guerra ha terminado y la nación está repartiendo logros a los que ayudaron en la victoria... y me alegra infórmate, felicitaciones, has sido ascendido, se te concedieran tierras, desde este momento puedes portar una bandera, tener tu propio apellido y todos los beneficios que conllevan estos."
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"... Gracias, señor,"
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Dijo Ashborne, aunque su sonrisa era más una máscara que un reflejo de alegría.
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"Ya no es necesario que mantengas la formalidad, tenemos un estatus casi similar después de todo... ¿Ya tienes en mente un apellido? ¿Y qué me dices de la bandera?""
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Insistió el comandante, pero antes todas las aparentemente amables preguntas, Ashborne tambaleaba levemente, como si acabara de recibir algún golpe en la cabeza.
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"Ya deberías tener una idea de que esto iba a recibir no?, tienes un apellido pensado?.. Y sobre la bandera... tienes algo en mente?"
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"Yo..."
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Ashborne, a punto de responder, se detuvo. Una voz familiar, audible solo para él, interrumpió sus pensamientos. Con cada palabra de la voz, su rostro se teñía de un rojo más intenso, y su deseo de retirarse crecía.
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"... simplemente me llamaré Ashborne Gray y la bandera será una hoguera, después de todo, de ahí viene mi nombre. Si eso es todo, me retiro."
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"De acuerdo... Puedes irte,"
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Se sintió confuso por unos segundos, preguntándose si hizo algo mal o raro, pero aun así concedió el permiso el comandante, aunque una parte de él se preguntaba si había algo más que debía ofrecer.
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"¿No te da vergüenza?... ¡Al menos debes de darme las gracias!, después de todo fui yo quien hizo todo, ¿O no?"
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Antes de poder lograr salir de la habitación, Ashborne escucho una voz, una que solo el podía oír, intento salirs apresuradamente, antes de que pudiera notar mas su estado alterado, dejando al comandante solo en la habitación, sumido en sus pensamientos.
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Desde que había entrado a la habitación, intento concentrase solo en el comandante, pero fue varias veces interrumpido por la misma voz, la cual de vez en cuando soltaba una queja a su persona e incluso lo golpeaba desde atrás.
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(Bueno al menos ya no estará en peligro este idiota)
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Aunque por fuera mostraba una actitud de quejas y desagrado, por dentro estaba feliz, como si por fin terminara un sufrimiento constante, aliviado de que, por fin, su protegido estuviera a salvo.
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"... ¿No fue suficiente las recompensas?..."
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Se produjo una voz que nadie mas que el dueño pudo escucharlo, pertenecía del viejo comandante
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Desde el primer encuentro con el primer humano, han transcurrido trece años llenos de eventos tanto insignificantes como cruciales. Los conflictos tribales que plagaban la región eventualmente escalaron a una guerra total, arrastrando al joven Ashborne al vórtice del conflicto.
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Como miembro de la milicia fronteriza, Ashborne se encontró en el corazón de la contienda, liderando incursiones y defendiendo contra ataques enemigos. A pesar de enfrentarse a situaciones donde su grupo era aniquilado, él siempre regresaba, cada vez con una nueva cicatriz que se sumaba a su colección. El muchacho que una vez fue insignificante y fácilmente olvidable se transformó en un guerrero marcado por la guerra, reconocido por las cicatrices que adornaban su piel.
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Cada batalla, cada ataque, cada defensa y cada misión forjaron a Ashborne en el arte de la guerra. Finalmente, puso fin a su racha de derrotas, aunque a menudo con ayuda externa, un hecho desconocido para el público general. Con el tiempo, su estatus creció, ascendiendo en la jerarquía militar hasta dejar atrás su posición de soldado prescindible. Ascendió lo suficiente como para liderar a aquellos bajo su mando en la guerra.
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Todo esto lo llevó al momento actual: Ashborne, habiendo tenido la fortuna de estar en el bando ganador, fue recompensado al final de la guerra. Alcanzó un estatus noble, aunque de menor grado, pero significativo debido a las hazañas que muchos considerarían imposibles.
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El inmortal lord Gray, ¿no está feliz?"
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"...Por favor, cállate..."
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"Oh, vamos, deberías estar contento. Has llegado lejos con 'tu propia fuerza', y ahora tienes a mucha gente que te sigue... especialmente a esa 'subcapitana'... no creas que no noto a dónde van tus ojos cuando hablas con ella."
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"..."
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Mientras seguía escuchando las 'voces' se dirigió a su grupo, Ashborne había decidido el destino de una aldea en las afueras de las grandes ciudades, un lugar que sería su recompensa por el servicio al país.
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A lo largo del tiempo que llevaba siguiendo al muchacho Ashborne, aprendió que el país actual estaba gobernado por una especie de monarquía antigua, también sobre la geografía básica de la zona, junto a su cultura.
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Si esperaba que siguieran las mismas normas que cuando era un juego, se encontraría en la antigua Mesopotamia, alrededor del 4000 a.C o incluso 5000.
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En este mismo lugar, había varios países, y en uno de ellos, al que pertenecía actualmente, su seguidor, acababa de convertirse en un noble.
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(Cuando esto era un juego, simplemente tenía que hacer algunas elecciones y dejar que el tiempo fluyera... en ese entonces, la elección del poder "herencia" era muy aleatoria, pero si puedo evitar que muera la semilla, no hay mucho margen de pérdida y sería la mejor elección...)
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"...¿Sigues enojado? No eras tú el que dijo que sería un inmortal hasta que tenga una descendencia?"
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Antes los continuos ataques, tanto verbales y físicos, Ashborne rara ves solía devolver el golpe, eso es porque su agresor elegia lugares públicos, y la gente alrededor pensara que se volvió loco.
"...Eres inmortal... o al menos hasta que venga alguien a demostrar lo contrario."
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"..."
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(Se suponía que era la mejor opción... que iba a cosechar las mejores semillas... pero este muchacho no para de hacerme gastar energía... ¿cuándo va a tener descendencia?)
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Con el tiempo, lamentó no haber elegido a un noble acomodado, ya que era más seguro y seguramente el consumo de energía sería mucho menor. Había cambiado mucho su conocimiento del juego; ahora incluso tenía que tener en cuenta a los NPC, el entorno, el futuro geográfico, las enfermedades, etc.
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Y en especial, no podía doblegar la voluntad de los NPC, degradando su puesto de dios omnipotente a un fantasma con poderes sobrenaturales. Pero dejó todos esos pensamientos a un lado, sabiendo que era el inicio del juego y que lo importante sería en la era moderna.
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"Consigue una herencia rápido o dudaré de tu sexualidad."
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Incluso con todo esto, aún mostraba sentimientos de cercanía con Ashborne. Eran escasos momentos, pero a veces lo molestaba, como ahora, pero con el objetivo de que buscara que se estableciera en una zona segura y esparciera la semilla de herencia, pero la ideología de esta época chocaba mucho con los pensamientos de una persona moderna.
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"¡¡Jefe!!"
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"¿Capitán?"
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El grupo de milicia, que acompañaba a Ashborne, liderados por una mujer, se habían quedado afuera. Estos se acercaron al ver salir a su capitán, todos notaron algo raro en el estado de ánimo al ver la cara de Ashborne.
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"Aquí estoy, no se preocupen... y prepárense para partir, mañana salimos."
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Ignorando al fantasma que lo molestaba, Ashborne se dirigió al grupo que lo esperaba afuera. Trató de despejar su cara de molestia, aunque apenas lo logró, dio sus órdenes a los miembros del grupo. Estos, sin discutir o pensar mucho, volvieron a sus carpas a prepararse para el próximo viaje.
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