La prueba del piso 8 comenzó cuando Clark se fue; en la sala, los tres sabios estaban solamente mirando a los jugadores.
"Bien, les daré la primera pregunta", dijo uno de los sabios. Mark miró fijamente al sabio que acababa de hablar.
"Primera pregunta: ¿A quién salvarías?"
De repente, los jugadores se durmieron, al igual que Mark, una vez que escucharon la pregunta del sabio.
"¿Dónde estoy?", se preguntó Mark.
Mark se encontraba en un bosque oscuro, con árboles sin hojas y un suelo seco sin vegetación. Frente a él, dos personas estaban atadas a una pared de madera, mientras tres sujetos encapuchados les apuntaban con una daga en el cuello.
"¿Qué está pasando y quiénes son esas dos personas atadas?", se preguntó Mark.
Mark comenzó a acercarse a donde estaban los tres encapuchados y las dos personas atadas, mientras estos últimos tenían una daga en sus cuellos.
"Espera, esas dos no son..."
Mark se dio cuenta de quiénes eran las dos personas atadas. Ambas eran mujeres: una de 19 años y la otra de 40, la madre de Mark y su amiga de toda la vida, Juli.
"¿Qué demonios está pasando?", se preguntó Mark.
"Ayuda, ayuda", gritaban las dos mujeres atadas desesperadamente.
Mientras Marck solo miraba a lo lejos.
Rechinido.
Marck rechinó los dientes al ver a su madre y a su Juli siendo amenazadas por los tres encapuchados con dagas en mano.
Toc, toc.
Marck se acercó mostrándose a los tres encapuchados. Juli y la madre de Marck levantaron la cabeza; Juli estaba herida por todas partes del cuerpo, al igual que la madre de Marck.
Marck no sabía qué hacer porque no sentía que tenía fuerzas, se sentía débil, al igual que una persona común.
"Rayos, debo elegir a una persona para salvar, ¿eso es a lo que se refería la maldita pregunta?", pensó Marck.
"Si es así, entonces..."
Marck sabía que su madre ya estaba muerta y Juli estaba en el suelo y no corría peligro. Marck quedó pensativo por un momento, mientras los tres encapuchados solo lo miraban.
"A quién... A quién... Si te elijo a ti, madre, sería traicionar a Juli, pero si no te elijo, nunca me lo perdonaré".
Elegir entre seres queridos es una carga demasiada pesada para cualquiera; Marck se encontraba ante dos opciones: traicionar a Juli y permitir que muera, o elegir a su madre, aunque sabía que ya estaba muerta.
Para algunos jugadores, la respuesta podría venir de inmediato o después de un tiempo de reflexión, pero Marck era especialmente vulnerable en estas situaciones.
Aunque Marck sentía el deseo de salvar a todos, comprendía que no siempre era posible.
"Entonces, solo me queda..."
***
En el piso 11, Priscilia había llegado después de pasar un tiempo en el piso 95.
"Creo que Marck debe estar enfrentando la prueba del piso 8", reflexionó.
"Espero que pueda soportarlo y que no lo desvíe por el mal camino", añadió Priscilia con preocupación.
Caminó en dirección a un árbol gigante que se alzaba sobre una ciudad ubicada debajo de él. Los habitantes eran elfos, conocidos por su tranquilidad y fortaleza mental.
Priscilia se detuvo frente a la entrada de la ciudad, donde dos guardias elfos vigilaban.
"¡Alto!"
"¿Qué pasa, chicos? ¿Acaso no me conocen? Hablo Pricilia", dijo ella.
"Ah, disculpe, señorita Pricilia", respondieron los guardias.
Pricilia era un ángel reconocido instantáneamente en toda la torre por su apariencia, siendo la única ángel que deambulaba por todos los pisos.
Pricilia entró al castillo de los elfos, recorriendo un pasillo largo donde numerosas sirvientas se ocupaban de limpiar y ordenar.
"Hola, señorita Pricilia. Si busca a nuestro rey, está en la puerta de la izquierda", informó una de las sirvientas.
"Agradezco la indicación", respondió cortésmente Pricilia.
Las sirvientas mostraban gran cortesía hacia Pricilia, quien abrió la puerta donde se encontraba el rey elfo.
"Señorita Pricilia, ¿qué la trae a mi humilde castillo?", saludó el rey elfo.
"No es nada importante, solo espero a un jugador que llegará pronto", respondió Pricilia con calma.
"¿De verdad? Bueno, me buscaba para algo...", titubeó el rey elfo, notando su propio nerviosismo al ver a Pricilia sentarse, mientras ella observaba sus propias manos y él aguardaba a que ella dijera algo.
"Esto es muy incómodo... ¿Qué hace una diosa aquí?", se preguntó el rey elfo para sí mismo, desconcertado por la presencia de Pricilia.
"¿Por qué me miras así? No soy una invitada indeseada", dijo Pricilia con una sonrisa, tratando de romper la tensión en la habitación.
El rey elfo se sobresaltó por un momento ante la presencia de la diosa.
"¡Jajaja! No, para nada. ¿Cómo podría ser considerado un invitado indeseado para un dios?", respondió el rey elfo, intentando recuperar la compostura.
Pricilia era una diosa, pero no cualquier diosa. Ella era una de las cuatro divinidades entre los doce dioses que gobernaban la torre. Su capacidad de moverse libremente por la torre la convertía en una figura omnipresente, aunque era la única que elegía recorrer los pisos uno a uno. Sin embargo, desde que conoció a Marck, algo en ella cambió. Pricilia sintió una conexión especial al conocer al joven jugador.
"Mi querido Marck, ¿cuándo llegarán?", pensó Pricilia, con un leve rubor tiñendo sus mejillas.
La mención de Marck provocaba en ella un torbellino de emociones, una sensación nueva y poderosa que no podía ignorar. La espera se volvía cada vez más intensa para ella, anhelando el momento en que pudiera encontrarse cara a cara con el joven que había despertado algo profundo en su ser.
***
Marck ya tenía al elegido para salvar.
"Elijo a Juli", anunció con determinación.
Marck tomó una decisión difícil. Aunque su madre ya estaba muerta, no podía permitir que su amiga de toda la vida muriera de la misma manera.
De repente, el lugar se llenó de luz blanca. Marck abrió los ojos lentamente y se encontró de nuevo en la sala, observando a los tres sabios frente a él.
Los demás jugadores también estaban despertando; solo quedaban unos pocos por despertar.
"Perdóname, madre, pero no tenía otra opción. Espero que puedas perdonarme", reflexionó Marck en silencio.
El sistema notificó a Marck que había respondido correctamente la primera pregunta, siendo un éxito total para él.
Después de un rato, todos los jugadores estaban despiertos, pero solo cinco de ellos no habían superado la primera pregunta.
"No, por favor, dame otra oportunidad", suplicó uno de los jugadores.
"Sí, por favor, necesito subir la torre para ver a alguien. Dame otra oportunidad", agregó otro entre sollozos.
Las súplicas de los cinco jugadores resonaban fuertemente; algunos tenían un único objetivo en la torre, mientras que otros simplemente rogaban por una oportunidad de ascender.
"Parece que algunos tienen a alguien importante que ver", reflexionó Marck.
Un sonido sordo resonó en la sala.
Los jugadores desaparecieron, incapaces de superar la prueba. Marck lamentaba su destino, pero ahora solo le quedaban dos preguntas por responder.
Uno de los sabios dio un paso adelante, listo para pronunciar la segunda pregunta. Marck se preparó para escuchar atentamente.
"Esta vez debo concentrarme", se recordó a sí mismo Marck.
La segunda pregunta resonó en la sala, y los jugadores volvieron a caer en un sueño profundo. Marck emergió en un campo donde hombres, mujeres y niños yacían muertos, pero solo dos personas se encontraban a lo lejos.
"Espero que no sea mi madre de nuevo, por favor", pensó Marck con angustia.
Con pasos decididos, Marck se acercó a las dos figuras tendidas en el suelo, ambas al borde de la muerte.
Esta vez, la madre de Marck no estaba presente, pero Marck descubrió algo de gran importancia.
"Ese es mi papá y mi hermana", murmuró Marck con voz entrecortada.
Marck tenía una hermana mayor, quien era muy querida por sus padres. Su hermana tenía aproximadamente 25 años de edad.
Marck se enfrentaba a una decisión desgarradora, tan difícil como la primera pregunta.
"S-si elijo a mi padre, p-pero mi hermana... no sé si está viva o no", balbuceó Marck, luchando con sus emociones.
La hermana de Marck había sido llevada a la torre hace casi siete años, y Marck desconocía su paradero y su estado de salud.
Con una sola pregunta por responder, esta vez la decisión era aún más difícil. Sin embargo, Marck no tenía más opción que elegir a una sola persona.
Con pasos vacilantes, Marck se posicionó entre su padre y su hermana, sintiendo la pesada mirada de ambos sobre él, esperando su elección.
Marck se sentía abrumado por la responsabilidad de tomar una decisión clara. Sabía que si elegía mal, fracasaría en la pregunta y respondería incorrectamente, algo que no estaba dispuesto a permitir.
"Creo que ya sé a quién elegir", pensó Marck con determinación.
Marck tomó una decisión, pero sabía que esta elección solo aumentaría su frustración.
"Marck, ¿me elegirás a mí, verdad? Sabes que soy tu padre", dijo el padre de Marck con un tono desgastado y suave. Marck lo miró, pero ya había tomado su decisión.
La respuesta que Marck iba a dar sería un desafío mental, una elección que lo llevaría a un sufrimiento interno. Sin embargo, Marck entendía que esta era una prueba y no podía permitirse ser engañado.
"Te elijo a ti, hermana", anunció Marck con determinación.
El entorno se volvió blanco una vez más, como la primera vez que enfrentó la prueba.
Marck abrió los ojos y observó a su alrededor, viendo cómo los otros jugadores no habían respondido correctamente a la pregunta.
"He pasado la pregunta dos con éxito", reflexionó Marck para sí mismo.
Aunque se sentía triste por las decisiones que había tomado para superar la prueba, sabía que era necesario.
"¿Dónde estás, hermana? Espero que estés bien. Ya casi han pasado dos años desde que te fuiste", murmuró Marck con un nudo en la garganta.
Los jugadores que lograron responder correctamente permanecieron sentados, mientras que el resto desaparecía de la sala, dejando solo a ocho jugadores, incluido Marck.
"Con solo ocho jugadores, esta prueba es realmente difícil para cualquiera", reflexionó Marck.
"Me pregunto a quién habrá elegido mi hermana", se preguntó en voz alta.
Marck observó a cada jugador uno por uno, notando la presencia de Julia entre ellos, pero notando la ausencia de sus dos compañeros, Jessica y Josh.
"¿Acaso los otros dos no lograron pasar?", se cuestionó Marck.
Julia lucía visiblemente deprimida; la tristeza y la desesperación se reflejaban claramente en su rostro, no solo por las decisiones que tenían que tomar, sino también por el fracaso de sus dos amigos.
Marck giró la cabeza para ver si el tercer sabio daría un paso para plantear la siguiente pregunta, pero al darse cuenta de que solo un jugador no había despertado, comprendió que probablemente la última pregunta no se llevaría a cabo.
Con paciencia, Marck esperó. Pasaron los minutos, pero el jugador permanecía inmóvil.
"Parece que no falta mucho", pensó Marck, tratando de mantener la calma.
Finalmente, el jugador despertó, aparentemente sin haber superado la pregunta. Sin embargo, para sorpresa de todos, el sabio dio un paso adelante y el jugador que acababa de despertar desapareció misteriosamente.
"Parece que no pasó", pensó Marck con preocupación.
El sabio dio un paso adelante.
"Última pregunta, ¿elige a una de las dos?", anunció el sabio con solemnidad, y los jugadores cayeron nuevamente en un profundo sueño.
Esta vez, Marck se encontraba en un campo de flores, donde su hermana y Juli, su amiga de toda la vida, estaban presentes.
"Esta vez es muy diferente. No parece haber ninguna muerte", reflexionó Marck al observar la escena.
Las dos mujeres estaban sentadas en un banco bajo la sombra de un gran árbol, sonriendo felizmente, mientras Marck se acercaba caminando.
"Hermano, ven para acá", llamó su hermana.
"Llegó mi mejor amigo", añadió Juli con una sonrisa.
Marck las miró con una sensación de felicidad abrumadora. "Creo que no hay que elegir", murmuró para sí mismo.
Continuó caminando, acercándose cada vez más a las dos personas que había anhelado ver durante tanto tiempo.
Con cada paso, Marck se sentía más cerca de la felicidad que había estado buscando.
"¿Qué está pasando?", se preguntó confundido al ver cómo las dos figuras desaparecían de repente, y todo a su alrededor se volvía blanco.
Marck no entendió por qué todo terminó tan abruptamente, sin siquiera haber tenido la oportunidad de elegir entre una de las dos.
Marck se detuvo en seco, recordando el momento en que pronunció las palabras: "Creo que no hay que elegir". En ese instante, Marck olvidó por completo que aún debía responder la pregunta.
[Has respondido la última pregunta]".
Marck abrió los ojos, sorprendido por el mensaje que apareció frente a él. No podía creer que hubiera pasado la prueba y respondido correctamente la última pregunta.
Los otros jugadores comenzaron a despertarse, aparentemente más felices de lo habitual. Ya no llevaban la expresión de desánimo que habían tenido anteriormente.
"Parece que todos ellos respondieron correctamente", observó Marck, al notar el cambio en la atmósfera de la sala.
De repente, Clarke apareció frente a los tres sabios. Los sabios se dirigieron hacia la salida mientras Clarke dirigía su atención hacia los jugadores.
"Muy bien, solo ustedes siete han pasado la prueba. Los estaré esperando en el portal", anunció Clarke con una sonrisa, antes de salir por un portal dimensional.
Marck observó a Clarke alejarse con una sensación de alivio y anticipación. Sabía que lo que les esperaba al otro lado del portal sería aún más desafiante, pero estaba listo para enfrentarlo junto con los otros jugadores que habían superado la prueba.
Claro, aquí tienes una versión revisada:
Marck se encontraba de nuevo en el campo que había visto antes.
"Supongo que he pasado al piso 9", reflexionó Marck mientras miraba a su alrededor.
"Pero no he visto a Elizabet", añadió, preocupado por la ausencia de su amiga.
De repente, un sonido sordo resonó en el aire, y un portal apareció frente a Marck. Mientras cruzaba el portal hacia el piso 9, Marck no podía dejar de pensar en dónde podría estar Elizabet.
"[Has entrado al piso 9]", anunció el sistema al otro lado del portal.
"Espero encontrarme con Elizabet, esté donde esté", murmuró Marck, con la esperanza de reunirse pronto con su amiga.