Piso 40
Lily se encontraba frente al rey Anubis en una sala gigante que parecía la cámara de un monarca.
[¿Qué la trae por aquí, señorita Lily?] preguntó el rey.
He venido a buscar el portal", respondió Lily.
["¿Se refiere al portal para viajar entre pisos de forma más rápida?]
"Sí, exactamente".
[Entonces sígame por aquí] indicó Anubis.
El rey Anubis, que medía unos 10 metros de alto, se levantó de su trono y caminó hacia una puerta gigante en el lado derecho.
Tras un sonido sordo, detrás de la puerta gigante apareció un portal con forma cuadrada, de color morado claro y de gran tamaño.
"Este es el portal del viaje. ¿A dónde desea ir, señorita Lily?"
"Al piso 15", respondió Lily.
Anubis sacó una piedra con un número y la colocó en la punta del portal, cambiando su color a rojo intenso.
[El portal ya está listo. Que tenga un buen viaje] dijo Anubis.
Lily atravesó el portal junto con la entidad oscura que la seguía desde el piso 100.
[Has entrado al piso 15]
Lily finalmente llegó al piso 15 y solo le tocaba esperar a que Marck llegara.
"Te veré pronto, Marck", pensó Lily.
***
En la prueba del piso 9, Marck ya había masacrado a muchos monstruos.
"Ya he subido al nivel 105 después de haber matado a cientos de monstruos", pensó Marck.
De repente, Meliza saltó con los brazos cruzados para agarrar a Marck, pero él la esquivó dejándola caer.
"¡Ouch! ¿Por qué me esquivaste?", se quejó Meliza.
"¿Cuándo me dejará ir esta princesa?", pensó Marck.
"Te hice una pregunta", dijo Meliza.
"Pensé que eras un monstruo", respondió Marck.
En otra parte de la prueba del piso 9, un pequeño portal rojo apareció y de él salió Elizabet con una armadura azul y una espada en la cintura.
"Parece que llegué tarde", pensó Elizabet.
"Esa administradora es de rango veterano, parece que tiene en la mira a Marck", reflexionó.
Elizabet comenzó a ascender hacia los cielos, posicionándose en el centro del cráter a una altura de 5 kilómetros. Utilizando el Ojo de Dios, logró encontrar a Marck, pero también vio a Meliza.
"Así que era verdad, pero Marck compró la máscara entonces...", murmuró Elizabet antes de ser interrumpida por la administradora, que se acercaba con una sonrisa en el rostro.
"¿A quién busca, señorita Elizabet?" preguntó la administradora.
Elizabet la miró con una sonrisa y respondió: "Tú ya sabes a quién busco, administradora".
La administradora la miró con sorpresa y dijo: "De verdad, yo también, pero no lo veo por ninguna parte".
Elizabet, con una mirada amenazante, observó a la administradora, evidenciando su superioridad sobre un administrador de rango veterano, lo que hizo encogerse de hombros a la administradora.
"Pensar que la señorita Elizabet da mucho miedo, al parecer es verdad que le gusta a ese jugador", reflexionó la administradora.
Los rumores sobre la relación de Elizabet con alguien parecían haberse esparcido por toda la torre, pero a Elizabet no le importaba, ya que estaba interesada en el papel que Marck desempeñaría en la historia de la torre.
***
Marck y Meliza corrían mientras buscaban y eliminaban a los monstruos con apariencia de árboles y vegetación, cada uno de diferentes tamaños y formas.
De repente, más monstruos aparecieron, esta vez murciélagos con aspecto de árboles, todos parecían haber sido absorbidos por la naturaleza.
"Has activado el Ojo de Dios", anunció el sistema.
"[Murciélagos Arbolera.]
[Nivel 70.]
[Velocidad: 590.]
[Resistencia: 270"]
Marck notó la diferencia en velocidad y resistencia de los monstruos voladores, pero no tuvo problemas para enfrentarlos.
"Si tan solo pudiera volar", pensó Marck.
De repente, sintió un fuerte dolor en la cabeza que lo dejó mareado.
"¿Quieres volar? Entonces, préstame tu cuerpo", habló Boro.
Marck quedó perplejo al escuchar nuevamente la voz de Boro, quien lo había controlado en la prueba del piso 7. Se sujetaba la cabeza, aparentemente frustrado, mientras Boro lo manipulaba. Mientras tanto, Meliza, concentrada en la lucha con los monstruos, no se había dado cuenta de lo que le sucedía a Marck.
Marck maldijo en voz baja: "Mierda, Meliza está cerca, si me controla, la va a matar".
"Si no quieres que la mate, déjame usar tu cuerpo y no le haré daño", habló Boro en un tono persuasivo.
Marck, mientras se agarraba la cabeza con dolor, miraba a Meliza cuando Boro le hablaba. En ese momento, su brazo izquierdo dejó de moverse.
"No, mierda, si sigue así, me controlará por completo", susurró Marck, sintiendo la amenaza inminente.
Como si siguiera una secuencia predestinada, tanto su brazo como ambas piernas quedaron inmovilizadas. Marck luchaba por resistirse mientras Boro intentaba retomar el control.
Un sonido sordo resonó cuando Meliza lanzó un poderoso ataque de fuego, acabando con todos los monstruos a su alrededor. Luego, giró la cabeza hacia Marck, quien caía de rodillas, luchando consigo mismo mientras se aferraba la cabeza por el dolor.
Meliza corrió rápidamente hacia él, preocupada. "¿Qué te pasa? ¿Por qué estás...?"
"P-por favor, vete de aquí, corre, antes de que él me controle..." intentó advertir Marck, pero sus palabras se vieron interrumpidas abruptamente. En ese momento, una sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro de Marck, revelando que Boro había tomado el control total de su cuerpo.
"Jajaja ¿por qué me miras así?" habló Boro con una risa siniestra.
"¿Qué le pasó a Marck? ¿Quién eres tú?" preguntó Meliza, desconcertada.
"Yo soy el Dios del Mal, el gran Boro", se presentó Boro con orgullo.
Meliza quedó perpleja al darse cuenta de que el ser frente a ella ya no era Marck, sino que estaba siendo controlado por un poderoso dios maligno.
Con una sonrisa, Boro comenzó a elevarse en el cielo rápidamente, dejando a Meliza sorprendida y enfurecida.
Mientras tanto, Elizabet, que observaba la escena, notó cómo Marck estaba volando repentinamente.
"Pero Marck no puede volar, ¿entonces por qué lo está haciendo?" pensó Elizabet.
De repente, recordó la explicación que Marck le dio sobre el dios que lo había controlado anteriormente en el piso 7. Apretando los puños, Elizabet advirtió:
"Administradora, será mejor que te alejes lo más que puedas".
"Que pe...
La administradora miro como Elizabeth apretaba fuertemente los puños, al instante se Dio cuenta de lo sucedido.
La administradora, comprendiendo la gravedad de la situación, salió volando rápidamente, como si se hubiera teletransportado. Elizabet observó a Boro mientras continuaba ascendiendo en las alturas hasta alcanzar la misma altura que ella.
Boro giró la cabeza y miró a Elizabet con el rostro enfadado pero antes de eso Boro se percató de algo inusual que tenía en su mano.
"Jajaja, ¿qué tenemos aquí?"
Observó la espada que sostenía en su mano derecha; era la misma que Caos le había entregado a Marck.
"¿Quién diría que tienes la Devastadora de Mundos, chico?" habló Boro.
Marck solo podía ver y escuchar las palabras de Boro sobre su espada, sin entender a qué se refería.
"¿A qué te refieres con 'Devastadora de Mundos'?" preguntó Marck.
"Tienes una de las Doce Espadas Celestiales y ni siquiera sabes su nombre", continuó Boro.
Marck no comprendía. Desde que Caos le dio la espada, no podía ver la ventana de la espada, como si algo le impidiera ver sus capacidades.
"La Devastadora de Mundos es la tercera espada más poderosa que los dioses poseen. ¿Quién te la dio, chico?" explicó Boro.
Así como existen doce dioses, también hay doce espadas llamadas las Doce Espadas Celestiales, las cuales solo poseen los dioses. Caos, por alguna razón, entregó la Devastadora de Mundos a Marck.
"¡Oye, devuélveme a Marck o lo traeré por la fuerza!", gritó Elizabet.
Marck, que no había visto a Elizabet, se sorprendió por su repentina aparición mientras estaba bajo el control de Boro.
Al levantar la mirada, Boro se encontró con Elizabet justo frente a él.
"No te había visto. ¿Eres alguien cercano a este chico?", preguntó Boro.
"Sí, y será mejor que me lo devuelvas", dijo Elizabet, visiblemente enojada.
Marck, al solo poder ver y oír, se preocupaba por Elizabet. Era posible que Boro, en este momento, fuera más poderoso que un administrador de rango veterano y estuviera al nivel de un rango supremo.
Si Boro tenía el poder de un rango supremo, sería muy difícil para Elizabet recuperar a Marck, lo cual era una situación muy peligrosa.
"Chico, hagamos un trato. No la mataré, pero a cambio me permitirás usar tu cuerpo en cualquier momento", propuso Boro.
Marck se sorprendió al escuchar la propuesta de Boro, pero ya tenía una respuesta clara: "No. Si permito que uses mi cuerpo, matarás a otros, y eso no lo permitiré", dijo.
"Como quieras. Luego no te quejes cuando mate a esa chica de pelo blanco", respondió Boro.
Marck solo podía confiar en que Elizabet no resultara herida en esta pelea. No tenía otra opción más que observar una pelea que podría destruir por completo el piso 9.
Sonido sordo
En el cielo más alto, donde Boro y Elizabet estaban a punto de pelear, se abrió un portal de color rojo con una silueta de una mujer vestida de negro.
"Silvia", pensó Elizabet.
Silvia apareció justo a tiempo, pero esta vez su rostro reflejaba un gran enojo; sus ojos estaban llenos de furia mientras miraba a Boro.
Silvia se posicionó frente a Elizabet, manteniendo su mirada fija en Boro, quien solo sonreía al recordar a Silvia.
"¡Eres tú de nuevo! Esta vez soy más fuerte, mi poder está regresando. ¿Por qué no dejas en paz al chico? Si no lo haces..."
"Bien, supongo", respondió Boro con una sonrisa en el rostro, desafiando la clara amenaza de Silvia mientras tomaba la espada de Marck.
"Mira, con esta espada soy aún más fuerte", dijo Boro.
Silvia se sorprendió al ver la espada de Marck. Anteriormente, en el piso 7, no se había percatado de que Marck tenía la Devastadora de Mundos, lo que sería una gran ventaja para Boro.
"Esta espada es de Caos. Escuché que se la dio a un jugador en quien confiaba mucho, pero no sabía que se la había dado a este jugador", pensó Silvia, sorprendida.
"Esto será un gran problema", pensó Silvia.
Boro sujetaba con fuerza el mango de la espada, que medía casi dos metros de largo. Con una sonrisa, Boro dijo:
"Tienes miedo de esta espada. Para ser un administrador de rango supremo, deberías saber de lo que es capaz una de estas espadas", habló Boro.
Silvia sabía claramente lo poderosas que eran las doce espadas celestiales.
Una pelea entre un administrador de rango supremo y el dios del mal, Boro, sería un completo desastre en el piso 9, especialmente con los jugadores realizando la prueba en ese momento.
"No puedo pelear aquí. Los jugadores podrían morir", pensó Silvia.
En ese momento, Marck recordó una de las habilidades que había desbloqueado: "Ocho Ojos del Trueno". Aunque no la había utilizado aún, si Boro se daba cuenta de las habilidades de Marck, la balanza de poder podría inclinarse a favor de Boro. Marck sabía que tenía habilidades poderosas, pero siempre y cuando Boro no se diera cuenta de ellas, la situación podría ser más fácil para Silvia.
"¿Crees que no sé de tus habilidades, chico? Es una lástima que no pueda usarlas, ya que solo tengo fuerzas para controlar tu cuerpo", dijo Boro.
"Entonces, ¿me has estado observando todo este tiempo?", respondió Marck.
"Jajaja, ¿me crees un idiota, chico? Mira cómo destrozo a esta administradora", dijo Boro.
Hubo un estruendo cuando Boro se abalanzó contra Silvia. En un instante, Silvia sacó una espada de la nada y chocó las espadas con Boro, dando inicio a la pelea.