Son hermanas, una adorada por el universo, la otra condenada a ser despreciada por la eternidad.
Sin embargo, Mónica Baldwin sabía que esta chica tenía un talento único para cantar. Obligada a enseñar en la Academia de Música.
La decisión de Mónica de tender una mano dio frutos ante un inminente programa de concurso de talentos.
Los muchos días de observación de Molly Landon se debían únicamente a evaluar el entusiasmo restante de la chica para convertirse en campeona.
Por la tarde, Victor Chadwick regresó a casa, sosteniendo a Jared Chadwick, mirando a Mónica —Se nos acaba el tiempo.
Mónica estaba comiendo con palillos. Le lanzó una mirada a Víctor y preguntó —¿No confías en mí?
—En realidad estoy preocupado por ti.
—No hay necesidad de eso. —Mónica pasó los palillos a Víctor—. ¿Cuándo te he fallado?
—¿Realmente no vas a pedirme ayuda? —Víctor le pregunta a Mónica, levantando una ceja.
—No me atrevería, eso tendría un precio. —Mónica lo vio venir.