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Chapter 2 - Un imbecil con suerte.

-Diablos!- Grite fuertemente, pateando con fuerza la botella de agua que estaba a pocos centímetros de mi. La profesora Fernández me miró algo temerosa, mirándome con lástima. Desate mi pelo, y comencé a guardar mis cosas, estando frustado, ¡He practicado por meses y aun así no me sale perfecto! No importa...entrenare más duro...

-Señor French- La mano de Fernández se poso en mi hombro, consiguiendo que mirada mi rostro de frustración y irá -Creo que debería descansar, va practicando durante meses y se está poniendo expectativas muy alt-

Rápidamente la interrumpi, mi voz llena de resentimiento y irá contenida resuena en el aula.

-No me importa lo que usted opine...Mi presentación debe ser perfecta, ¡Perfecta! Si hay un mínimo margen de error, todo mi esfuerzo se irá a la mierda

Me saque las zapatillas con rabia, casi arracandomelas, y tirandolas con fuerza dentro de mi bolso.

Me levante y puse la mochila en mi hombro, dando un suspiro que había contenido hace mucho. Gire mi cabeza hacia Fernández, mirándola con ojos de culpa.

-Perdón, tiene razón...creo que seria bueno tomarme un tiempo.

-No es bueno, es necesario señor French.

Asentí con mi cabeza antes de salir del aula.

Mi nombre es William French, este es mi quinto año en la escuela secundaria de Artes y Deportes de Willford, y para comenzar el primer día de clases, tuve un entrenamiento de 3 horas enteras, no es por que me obligaran, era por gusto propio, pero la pretenciosa de mi profesora no me dejara que me muera del agotamiento.

Al abrir la puerta del aula y apenas sacar mi cuerpo afuera, un alumno me choco, empujándome para atrás...

-Ten cuidado- Es lo único educado que se me ocurrió, mis demás pensamientos me exigían que lo insulte hasta hacerlo llorar.

Al levantar mi vista, vi un alumno morocho con un pequeño lunar en la mejilla izquierda, era alto, me saca 2 cabezas y media, creo que me quedo corto al decir eso. Estaba acompañado por otro alumno, creo que ambos son de boxeo.

-¡Lo siento muchísimo!- Grito fuertemente, se notaba que estaba avergonzado. Cambie mi expresión a una de desdén.

-No grites imbecil, estoy literalmente delante tuyo.

-Perdón...¿Como te llamas?

-Ask...mi nombre es William...

-Perdón, William- Vi como agacho su cabeza, estaba un poco sonrojado por la vergüenza. Lo observe por unos pocos segundos antes de chocarle el hombro y caminar en la dirección contraria a el. "¿Acaso es ciego? Era obvio que estaba ahi" Pensé, dando suspiro. Me detuve en mi casillero, estaba alado de uno que parecía que lo habían golpeado con un bate de béisbol, pobre persona a la que le tocó ese casillero.

Tire mi bolso adentro de mi locker, y tome algunos cuantos libros de Química que meti en mi mochila.

Desde cuarto año, los alumnos de esta escuela tienen una educación optativa en el ámbito académico. Yo quería dedicar el 100% de mi tiempo en el ballet, pero mi padre insistió en que siga con mis estudios académicos. Apoye mi cabeza contra la puerta de mi locker, inhalando y exhalando profundamente.

Comencé a caminar, tambaleándome de lado a lado, pensando en la práctica de hoy, repasando la práctica y eliminando lo mal hecho para estar listo mañana a mañana para mi siguiente práctica.

La verdad, no disfruto mucho de lo académico, pero soy alguien que sabe resaltar demasiado, teniendo excelentes calificaciones en mis exámenes y entregas, era el consentido de mis profesores, me irritaba, ojalá tener esta clase de aprobación con el profesor de ballet en pareja, no significaba que fuera malo en aquella raíz del ballet, simplemente me retrasaba por mis compañeros de baile que no aprendían sus partes de la presentación.

Ya era demasiado tarde, las 5 y media de la tarde, el profesor Lucci nos detuvo por un largo rato por culpa de un alumno de danza y uno de boxeo comenzaron a insultarse, era de esperarse, esta clase de rivalidad entre las diferentes disciplinas del colegio siempre estuvo presente. Desde que entré al colegio siempre veía como los alumnos se golpeaban, insultaban o denigraban entre si, por suerte para mi, nunca amaría a un bruto como un boxeador.

Cuando por fin pude salir del aula, me dirigí rápidamente a mi locker, tomando mi bolso con mis cosas y saliendo de la escuela. El día era lindo, el cielo despejado y aire fresco acariciaban mi piel.

Me coloqué mis auriculares, poniéndolos a todo volumen. Tenía gustos algo raros sobre la música, escuchando "Riptide" de Vance Joy, me encantaba esa canción. Camine por el pavimento frío de la ciudad. Mi escuela estaba ubicada en un buen vecindario, pero eso no descarta la posibilidad de que me puedan robar o algo así, así que siempre me mantengo alerta.

Mientras mi cabeza estaba fija en el suelo, veo hacia mi costado, unos zapatos de color negro con las agujetas mal atadas. Gire mi cabeza para encontrarme con aquel muchacho. El muchacho alto y morocho que me había chocado en los pasillos de la escuela. Podía ver que se tambaleaba y que sus manos estaban sudando, pero su rostro estaba relajado, o eso intentaba aparentar.

-¿Estás bien?- Le pregunté, sacándome un auricular para poder escucharlo.

El dirigió su mirada rápidamente hacia mí.

-Oh, no te vi ahí...Si, lo estoy, descuida- Vi como sonreía nerviosamente.

Me coloqué nuevamente mis auriculares, envolviendome en mis propios sentimientos. Su mano tocó mi hombro, sacándome nuevamente un auricular para escucharlo.

-¿Hace cuanto haces ballet?

Resople un poco. Me molestaba que me hablen mientras estoy con mis auriculares.

-Desde los once.

-¿Cuantos años tienes?

-16.

Vi como agacho su cabeza, quedándose callado. Me sentí mal, así que, resople un poco, sacándome el otro auricular y guardandolo.

Comencé a charlar con el, su nombre era Lucky Keeps, se traducía literalmente como "Fortalezas de la suerte" Sonaba como nombre de un amuleto mágico o algo así. Era algo torpe al hablar, como si estuviera nervioso o al punto de explotar. En un momento, suspiro y me miro.

-Si no quieres hablar conmigo, no lo hagas, lo entenderé- Vi como dio un suspiro, jugando con el cierre de su chaqueta de color marrón.

Si no quisiera hablar contigo, no me hubiera sacado los auriculares, Lucky- Murmure, rascándome la nuca.

-Oh, eso es...tierno

-No me digas así, imbecil- Resople.

Hablamos por un largo tiempo hasta que nos detuvimos en la entrada de mi casa, una casa bastante antigua pero lujosa, de color blanco pastel y pequeñas raíces en las partes más altas.

-Aquí vivo- Murmure, tomando aire. Sabia que fui grosero, Lucky solo quería ser amable conmigo, así que murmure entre dientes. -Perdón por ser grosero la primera vez que hablamos.

-No hay necesidad de disculparse, aparte, yo me choque contigo- Veía un destello de tristeza en sus ojos. El agacho su cabeza, parecía que estaba pensando algo.

-Podrías...acompañarme almorzar mañana.

El levantó su cabeza, sacudiendola suavemente para mirarme.

-Perdón, ¿Que dijiste?

-Que en el receso, te esperare en el auditorio de la escuela, para...poder almorzar juntos- Creo que sentía que el merecía una oportunidad de amigar conmigo después de lo que le dije.

Entre a mi casa, sin poder dejar que el diga algo más.

Cerré la puerta detrás de mi suavemente, tratando de que no notarán que llegue a casa. La voz de mi madre resonó desde el salón hasta donde estaba yo,

-Will, ¿Eres tú?- Odiaba qué me diga "Will". Me dirigí a la entrada de la sala, asomándome levemente por el marco. Mi madre hizo un movimiento con su dedo, indicándome que me acerqué.

Mi madre, Veronica French, una magnate de una empresa famosa de vienes raíces, es conocida por su amabilidad y devoción en su trabajo y con la gente, pero como su hijo, déjenme decirles, que ella es todo lo contrario de lo que aparenta.

-¿donde estabas? Se suponía que estarías aquí a las 5 y ya casi son las 6.

Yo solo agache mi cabeza, tenía miedo. Ella era dura cuando se trata de algún desperfecto en su vida o en la de la gente de alrededor.

-Madre...Mi profesor de Química retuvo a todos los alumnos y yo- antes de que pudiera terminar la frase, mi madre me lanzó una fuerte cachetada, mirándome sin alguna clase de culpa o arrepentimiento. Sus ojos celeste brillaban con decepción y su expresión era sería.

-No vuelvas a llegar tarde- Fue lo único que me dijo antes de irse a la planta de arriba de la casa. Mi padre estaba ahí, pero nunca se entrometia cuando mi madre golpeaba algunos de mis hermanos o a mí.

Me toque mi mejilla, sintiendo el cosquilleo aún, no dije nada, estaba acostumbrado a este tipo de abusos.

Mire a mi padre, antes de dirigirme a mi cuarto. Los pasillos de mi casa siempre olían a pino, era una sensación agobiadora después de vivir varios años en la misma cada. Por detrás mío, mi hermanito pequeño, Oliver, abrazándome la pierna con fuerza.

-¡Te atrape!- Me grito, aferrándose fuertemente a mi pierna.

Oliver, el único en la casa que siempre me hacía sacar alguna risa o sonrisa, su inocencia y amor incondicional era tan admirables, apenas tenía 7 años, pero aun así, era tan sabio.

-¡Oh, no, me atrapaste!- Grite dramáticamente, riéndome.

Oliver río, tomándome de la mano y llevándome a mi cuarto. Cabe recalcar, que Oliver aún no ha experimentado los maltratos de nuestra madre, y estoy dispuesto a defenderlo.

Abrí la puerta de mi cuarto. Era un espacio bastante grande, paredes de color blanco, un ambiente demasiado frío, estaba a casi menos cero, mi cama, varios estantes con libros y mis medallas, nada importante que resaltar. Oliver se tiro encima de mi cama, mirando al techo, me saque la mochila y me senté a su lado.

-¿En qué piensas?

-¿Me dejaras solo?- Me pregunto, sentándose a mi lado, mirándome con inocencia. Yo reí, aún que, esa pregunta me hizo recapacitar por un momento, en poco tiempo, Oliver comenzará a ir a cuarto grado, y probablemente nuestra madre le comenzará exigir notas sobresalientes, no queria eso, no para Oliver.

-Oli...No digas tonterías, no te dejaré solo- Le golpeé suavemente la frente, riéndome levemente.

Mi hermano mayor, Atlas, se apoyo en el marco de mi puerta. El era el mimado de mi madre, al quién siempre defendía o justificaba.

-¿Qué hacen, mariquitas?- Su risa burlona resonó en mi cuarto. Suspire, sabía que enfrentarlo era inútil o defenderme también. Simplemente le indique a Oliver que salga del cuarto, estando a solar con Atlas.

-¿Qué quieres?

El se acercó, tomando una de mis medallas entre sus manos.

-"Segundo lugar" creo que debió doler aquella vez...Mamá te golpeó con mucha fuerza- El río nuevamente.

Yo no dije nada, simplemente mire como tiro mi medalla al suelo y se acerco a mi.

-Y, ¿Alguna chica que te guste? Desde que yo fui a esa secundaria, había buenas chicas.

-Sabes que no me gustan las mujeres..- Resople en silencio, vio como su cara cambio a una de asco.

-Si, si, esa mierda del "orgullo LGBTQ+" ¿Sabes que mamá no te golpeó cuando lo dijiste, solo por qué papá te defendio?- Una de las pocas veces que mi padre me defendió. Era el unico que me apoyaba, pero mi madre y Atlas simplemente no toleraban el tema y Oliver...bueno, es pequeño, apenas sabe lo que significa orgullo.

-Vete de mi cuarto.

-Bien, bien, no se me vaya a contagiar lo gay...- El se retiro de mi cuarto, azotando la puerta con fuerza.

Deje caer mi cuerpo de la cama, observando la medalla en el suelo. Tengo esfuerzo y dedicación, para un mendigo, segundo lugar, me enojaba y frustaba, ya no sabía que hacer, la profesora Fernández me pidió que me tome un descansó, pero no quería. Sabía que si la desobedecia, llamarían a mi madre, y preferiría tomarme un descanso, antes que enfrentar la irá de mi madre.

No cenábamos en familia, cenábamos por separado en nuestras respectivas habitaciones. Oliver comía conmigo, era un desastre, un desastre tierno, no me quejaba, su compañía era mejor que cualquiera en esta casa de locos.

Ya estaba listo para dormir. Me tire en mi cama, envolviendome en mis sábanas, y conciliando el sueño casi de inmediato. Fue un día agitado, lo de mi profesora, llegar tarde...mi hermano, ya fueron suficientes razones para sentirme casado. Alrededor de las doce y media de la noche, oi los gritos de mi padre y madre, estaban discutiendo, otra vez. Discutían 2 o 3 veces a la semana, no me molestaba, estábamos acostumbrados.

-Will...?- La voz de Oliver resonó desde la entrada de mi cuarto, tenía puesto su pijama y tenia su peluche de un lado.

-¿Oli? ¿Qué haces despierto?

-No puedo dormir...Mi cuarto esta cerca de mamá y papá, sus gritos no me dejan dormir. Le pregunté a Atlas, pero nisiquiera abrió la puerta, ¿Puedo dormir contigo?- Me pregunto con su voz inocente y llena de miedo. Me sentí furioso, era injusto que nosotros tuviéramos que sufrir por culpa de nuestros padres...perdón, mejor dicho, por culpa de mi madre.

Me movi, dejandole un espacio a Oliver en mi cama. Dio un brinco rápido y se acomodo a mi lado. Se aferro levemente a mi camisa, no dejaría que el sufriera por esto.

Estuve preocupándome de más, no podía conciliar el sueño. Oliver ya estaba dormido. Me estiré hasta mi mesita de luz y agarré mi teléfono, revisando un poco instagram. Me dio curiosidad, Lucky Keeps...¿Quién será en realidad? Lo busque y me apareció casi de inmediato. Su cuenta estaba en privado, pero estaba en línea, así que le envié un mensaje.

Tarde un poco en escribir, pero fui directo. "¿Estas despierto?"

Casi de inmediato, Lucky me respondió con un "Oh, ¡Hola William! Sip, estoy despierto, ¿Que pasa? :)"

Me sorprendi, pero retome mi compostura y comencé a escribir, tenía pensado disculparme nuevamente, pero crei que no era necesario, después, sentí la necesidad de bloquearlo, ¿quien diablos responde tan rápido? Entre tanta duda, habían pasado 5 minutos, así que escribí rápido, otra disculpa de mi parte.

"Hola, perdón por molestarte a estas horas, pero quería hacerte una pregunta, quería disculparme nuevamente por mi comportamiento"

"¡Ya te disculpaste lo suficiente! No hay problema" Me respondió casi de inmediato. Suspiré, tenía algo de razón. Ya me disculpe lo suficiente.

"Ok, ok, simplemente quería saber a que hora terminas tu practica. Me gusto la conversación que tuvimos hace algunas horas en la calle"

"Oh, me alegra oír eso! Termino a las 4 de la tarde, salón 14B" Me respondió nuevamente de inmediato, daba miedo. Era como si ya tuviera escrito todo antes de que yo pueda mandar el mensaje.

"Te esperare entonces" Lo último que escribí antes de apagar mi teléfono.

Me acomodé junto a Oliver, abrazándolo y acariciando su cabello rosado, tenía el cabello de mamá. Me sentía aliviado de tener a Oliver junto a mi, era reconfortante. Me quedé dormido, sintiendome cálido junto a mi hermano.