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Chapter 4 - una Distracción Viable

Un mes...Paso un mes desde que Lucky y yo nos hicimos amigos, no creí que alguien como yo, podría tener tanto en común con el gran sol que era Lucky.

Hacíamos un contraste raro. Yo era bastante reservado, callado e incluso grosero cuando me irritaban o me molestaban. Lucky era todo lo contrario, era alguien ruidoso, abierto como un libro e incluso amable con las personas que lo tratan mal, diría que es como un "Golden Retriver" pero no se si el estereotipo le queda siquiera.

Estaba caminando hacia la escuela, era una mañana de invierno, hacia demasiado frío, parecía que el polo norte decidió mudarse a mi ciudad. Al llegar a la entrada de la escuela, ahí estaba, como todos los días, a cada hora. Lucky, apoyado contra el pilar de la entrada principal del colegio, parecía un perro que esperaba a su dueño.

Al verme, vi como sonrió ampliamente, acercándose a mi con rapidez, y abrazándome con fuerza. Lo admito, los abrazos no me gustan, pero tampoco podía negarme al gran adolescente que me sacaba tres cabezas y media de alto.

-¡Buenos días, William!- Me dijo, soltandome y mirándome con una sonrisa de felicidad.

-Buenos días.

-¿Cómo estuvo tu fin de semana?- Me pregunto, recordando lo que paso.

Mi madre descubrio lo de la señorita Fernández, y estaba furiosa por la pausa en mis entrenamientos de ballet. Cada fin de semana, me tenía practicando hasta 6 horas enteras, y si me equivocaba, simplemente me golpeaba con una gran regla de madera que tenía en manos.

   Trague saliva, y sonreí falsamente.

-Estuvo espectacular, ¿y el tuyo?- Lucky y yo comenzamos a caminar por los pasillos de la escuela, mientras el me contaba lo que hizo durante su fin de semana. Resumiré todo: Por lo que me contó, fue de pesca con toda su familia, quedándose en una casa de verano que tenían por San Diego. Tenía algo de envidia, deseaba con todas mis fuerzas tener una familia normal como la de Lucky, pero también me sentía bien al enterarme que el estaba bien.

Me puse a recapacitar por un momento. Me di cuenta, que con Lucky, me olvidaba de mis ensayos, entrenamiento, e incluso de mi madre. No entendía el por qué, pero con Lucky, me sentía bien, incluso seguro. Era un buen amigo, apoyándome en todo, comprándome refrescos y comida en cada recreo, incluso me ha llegado a regalar cartas y flores hechas a mano. Era tierno. Podría decir que Lucky era una Distracción Viable en mi vida. Una Distracción donde pueda olvidarme de todo y de todos, una Distracción donde pueda sentirme bien.

El y yo nos separamos. Yo retome mis entrenamientos con Fernández después de un mes entero, mientras que Lucky, iba a sus clases regulares de Química.

Camine por el extenso vestidor de ballet, sentándome en una de las banquillas que había por todas partes. Al sacarme mi zapatilla, vi mi pie lleno de ampollas y curitas por algunas partes, me dolía demasiado, pero no podía retrasar mis entrenamientos con Fernández más de lo que me gustaría hacer. Me coloqué los zapatos de ballet, y me ate el cabello como de costumbre, quedando mis mechas rosadas por un lado y mi color ceniza de otro.

    Entre al salón donde estaba Fernández. Y mi entrenamiento comenzó casi de inmediato. Mi ritmo no se había perdido ni un poco, dejando a mis compañeros de baile casi destrozados por intentar seguirme el ritmo. Me sentía bien, aun que las heridas en mis pies me estaban haciendo pasar un mal momento.

Al final de la clase, mis compañeros se dirigieron a los vestidores. Yo los seguí, sentándome en uno de los banquillos del vestidor. Podría oír como los demás alumnos susurraban, o me miraban con desprecio y irá. No lo entendía, ¿Por qué se enojan conmigo? Yo solo hago mi mejor esfuerzo para poder seguir adelante. Sus críticas me dolían un poco, pero mantuve mi expresión tranquila para que no se note mi descontento.

    Me levante del banquillo, colocando el bolso donde tenía los zapatos y algunas vendas sobre mi hombro. Al dar algunos pasos, unos alumnos me chocaron el hombro, riéndose en voz baja.

-¿Qué mierda te pasa?- Dije, acercándome con mi mirada fría.

El grupo de alumnos se detuvo en seco, y uno de sus integrantes se acerco a mi.

-¿Qué que mierda nos pasa? Eres un presumido, French, solo estás donde estas porque eres el favorito de los profesores.- El se río y los demás alumnos del grupo también.

-Estoy donde estoy porque tengo talento. No es mi problema si no tienes el talento suficiente para pisarme los talones- Dije, mirandolo con determinación.

El chico frunció el seño, tomándome de la camisa y levantó su mano para golpearme.

-¡No lo toques!- Escuche una voz familiar gritar, que empujo al chico con fuerza y me puso detrás de él. Pude reconocer el corte de cabello, era Lucky.

-¿Qué haces aquí?-  Pregunte, ya que los alumnos de boxeo no pueden rondar por los vestidores o salones de ballet. Lucky se dio vuelta, y suavizo su mirada al verme.

-Me preocupe. Te estaba esperando fuera de tu salón, esperándote para ir al recreo juntos, pero Fernández me dijo que estabas en los vestidores. Estabas tardando en salir y simplemente entré a buscarte...Perdón si cause algún inconveniente.-  No entendí porque se disculpaba. No dije una sola palabra, simplemente le tomé la mano y lo lleve fuera de los vestidores. Camine por 5 minutos hasta detenerme en un lugar apartado de la secundaria.

-Lucky, no debiste de entrar al vestidor.- Mi voz firme y frustada resonó en el lugar.

-Pero, te hubieran golpeado si no hubiera intervenido.- Me recalco, dando un paso hacia mi.

-¡No me importa! Si un profesor o AD te hubiera viste, te hubieran suspendido por una semana...- hice una pausa durante algunos segundos. -Y sin ti, la escuela es aburrida.-

Lucky se quedó callado durante algunos segundos, después se acercó a mí, dándome un abrazo.

-Perdón, tienes razón.

-Esta bien...por lo menos nadie te vio.- Yo acepte el abrazo. Me costó, Lucky era demasiado grande como para yo poder rodearlo con mis brazos.

Pasamos el receso juntos. Yo tambien pedí disculpas por gritarle, Lucky me recalco que no pasaba nada, y que nunca debía disculparme con el. Era absurdo, no entendía porque un sol como el, se preocupaba demasiado por un estupido y grosero como yo.

   Lucky me saco de mis propios pensamientos, dándome un pequeño toque en el hombro para llamar mi atención. Levante mi vista para encontrarme con los ojos de Lucky.

-William. Mis padres se irán a un viaje juntos el fin de semana, y yo me quedare solo...Me preguntaba si querías tener alguna especie de pijama...o algo así.- El se rasco la cabeza, mirándome con nerviosismo.

La idea no me desagradaba, sabía que mi madre me dejaría ir, todo sea por mantenerme alejado de ella durante sus días de descanso. Yo le sonreí, asintiendo con una sonrisa tranquila.

-Por supuesto...Me encantaría.

Observe como Lucky sonreía, como siempre.

Comenzamos a caminar. La verdad, tener a Lucky como amigo era reconfortante. Es el primer amigo que de verdad me siento comodo, y es el unico que no me ha juzgado o ignorado. Era como mi escape de la realidad. Caminamos por un largo rato, como siempre, ya que mi casa estaba algo alejada de la secundaria.

    Durante el camino, hablábamos de algunos libros que leímos. Me encantaba los libros, y el hecho de que Lucky también le gusten me extasiaba. También hablamos de series, películas y algún que otro cantante. Cada día que pasaba con Lucky, me daba cuenta que no eramos tan diferentes, al contrario, éramos como una copia exacta del otro.

Nos detuvimos delante de mi casa, como siempre. Lucky me dio un abrazo antes de irse caminando hacia su camino habitual.

   Entre en mi casa, para percatarme que mi madre no estaba. Mi padre estaba sentado en la sala de estar, leyendo un libro junto a un café. Trate de evitarlo, pero el me llamo antes de que pudiera poner un pie en las escaleras.

   Asome mi cabeza por sobre el marco de la entrada de la sala de estar. Mi padre me hizo una seña para que me acerqué, acercándome de inmediato.

-Ese chico. ¿De donde lo conoces?- Me pregunta, refiriéndose a Lucky. Mi padre cerro su libro y me miro fijamente.

-Lo conozco de la escuela.

-¿Va contigo a ballet? No parece ser un...bailarín.- Recalco, arqueando su ceja.

-Bueno...Es de boxeo.- Me rasque la nuca, mirando al suelo para evitar el contacto visual con mi padre.

-Sabes bien lo que opina tu madre sobre hacer amigos de otras disciplinas. Si ella se entera...-Mi padre evito terminar la frase, mirándome con lástima.

Mi madre creía que toda clase de influencia, fuera de la disciplina del ballet, eran distracciones potenciales. Siempre hacia lo mismo. Lucky no es el primer amigo que hago de otra disciplina, pero todos terminaron expulsados de la escuela o alejados de mi por culpa de mi madre. Nunca entendí su obsesión por la perfección, simplemente son amigos, no lo entendía, me frustaba, me enojaba...Siempre intenté alejarme de los demás, provocando un gran rechazo ante los desconocidos. Tampoco entiendo como Lucky logró ser mi amigo, creo que no logré espantarlo a tiempo.

Levante mi vista, mis dedos jugueteanban entre ellos. Simplemente quería que la tierra me coma. Sabia que mi padre no diría nada, pero aun así, tarde o temprano, mi madre me descubrirá, o alguien me delatara ante ella, siempre es así, y no podre cambiar nada de eso.

-No digas nada...porfavor.- Implore.

-No lo haré. Tu secreto está a salvo conmigo, tu descuida.- Mi padre se levantó de su sofá, dándome algunas palmadas en mi hombro, saliendo de la sala de estar.

Mire como se alejaba. Yo nunca entendí a mi padre. Era como un fantasma que rondaba la casa, observando a los demás en silencio. Simplemente existiendo. Nunca supe el motivo por el que se caso con mi madre.

Tome algo de aire y me tire en el suelo frío de la sala de estar, observando por segundos segundos a mis alrededores.

Una habitación amueblada con estilo vintage, sillones color marrón crema. Estantes repletos de libros con una cabina de cristal, mi padre no permite que los toquemos. Una mesa de color negro con detalles hechos a mano en el centro de la misma. Hurge por mi mochila, sacando mi teléfono y auriculares. Coloque los mismos en mis orejas y puse mi playlist habitual. Era una combinación de álbumes de Sam Smith, Lana Del Rey, Taylor Swift y Liana Flores.

La música suave entraba por mis oídos. Di un suspiro que estuve conteniendo desde que entré a la casa. Dejé que mi cuerpo se relaje contra la pared de mármol de color blanco de la sala de estar. Observe las lámparas de color amarillento que iluminaba todo el cuarto. También, de mi mochila, saqué algunas hojas de papel. Eran unas pequeñas cartas que Lucky me dejaba en mi casillero.

Cada semana me dejaba tres o cuatro cartas al borde de mi casillero. Siempre se quejaba de su profesor de entrenamiento físico. Recalcaba que era absurdo tanto calentamiento para algunos entrenamientos de treinta minutos. No entendía porque siempre me buscaba a mi para hablar de sus problemas. Aún que tuviera a Alador, siempre era el primero a quien acudía para hablar de sus inquietudes o problemas. Era molesto, pero me daba algo de ternura como buscaba apoyo en mi, sabiendo que probablemente le de un mal consejo o mis típicas caras de disgusto.

La última carta que me escribió, era de ayer a la tarde. Era sobre su maestro de Matemáticas. Contaba como había estudiado mucho para un examen, pero el profesor suspendió el examen porque algunos alumnos se pusieron a pelear en el salón. Me reí en silencio. Me daba algo de risa leer como Lucky se quejaba de todo, era como un niño pequeño disgustado con la vida.

Sentí un pequeño toque sobre mi frente. Al levantar mi vista, vi a mi hermanito, Oliver. El sostenía un pequeño cuaderno de color azul oscuro, con un pequeño estamtapado con su nombre y algunos lapices de colores con la otra mano.

-No te oi llegar.- Me reclamo, sentándose delante mio. -Te estaba esperando en la parte de arriba para asustarte.-

-Perdón...Estaba hablando con papá.- Me reí.

Vi como Oliver abría su cuaderno y me acercaba un lápiz de color marrón.

-La maestra de artes me dejo tarea. ¿Me ayudas a colorear?- Oliver me acerco aún más el lápiz.

Yo lo tome sin decir una sola palabra. Empezamos a colorear juntos. Era un pequeño dibujo de una abeja y un panal. Por lo que pude ver, era sobre una fábula. Oliver me contó sobre eso, pero no lo logré escuchar muy bien.

Pasamos algunos minutos coloreando el pequeño dibujo de Oli. Escuche como la puerta principal de la casa se abría y se cerraba rápidamente.

Era mi madre, parecía y sonaba molesta. Sus pasos eran pesados y rápidos. Ella se dirigió con rapidez a la sala de estar

-Will. Sal de aquí. Requiero hablar con tu hermano.- Mi madre me ordeno. No quería dejarlo solo, pero si no le iba, mi madre me iba a golpear.

Me levante del suelo, saliendo de la sala de estar. Me apoye a un lado del marco de la puerta del mismo. Escuchaba como mi madre le gritaba a Oliver con fuerza. El se había peleado con un compañero de clases, por lo que pude escuchar. Simplemente podía oír el llanto y gritos de Oliver. Me destrozaba el corazón. Yo no quería que el pasara por esto, me dolía.

Vi como mamá abría bruscamente la entrada de la sala de estar, saliendo de la misma con un paso más tranquilo. Detrás de ella,  vi a Oliver. La nariz le sangraba y tenía la ropa desarreglada.

Rápidamente le tomé la mano y lo lleve al lavado del baño. Lavándole la sangre de su nariz. Oía como se quejaba y lloraba en silencio.

-¿Por qué es así con nosotros?- Me pregunto, secándose las lágrimas y mocos con la manga de su camisa. -¿Por qué no nos quiere?

-Oli...No digas eso.- Le limpie las lágrimas del rostro con mis dedos. Mientras le acomodaba la ropa. -Ella si nos quiere.

-Entonces. ¿Por qué nos golpea?

No tenia una repuesta clara para eso. Yo jamas entendí el por qué de los golpes de nuestra madre. Siempre creí que quería que nosotros fuéramos perfectos, o algo así.

-Yo...Ella quiere lo mejor para nosotros. Busca que seamos alguien en la vida.

-Yo no quiero ser alguien en la vida. Solo no quiero que me golpee...- Sus lágrimas comenzaron a brotar nuevamente. Yo simplemente las limpie nuevamente.

No tenía idea de como consolarlo. Yo no se que hacer.

-Porfavor. Deja de llorar.- Es lo único que pude decir, dándole un abrazo con fuerza.

Oliver me abrazo con dificultad. Pude oír como sollozaba en mi hombro.

-Calma...Ya paso.- Le acaricié suavemente el cabello. -Prométeme algo...- Oliver se separo, mirándome con curiosidad. -Promete que no dejaras que esto vuelva a ocurrir.

Oliver se quedó callado por algunos segundos. Vi como soltó un pequeño suspiro y me miro nuevamente.

-Lo prometo.

La tarde fue demasiado tensa. Oliver se mantuvo en su cuarto y yo me quedé a su lado. Tenía un moretón en el brazo, me enojaba. ¿Por qué una madre puede ser tan cruel con sus hijos?

Oliver se quedó dormido a mi lado mientras yo le acariciaba el cabello lacio que tenía. Saque mi teléfono, viendo que tenia varios mensajes de Lucky.

"Hola, perdón por no responder :/"

Lucky me respondió casi de inmediato.

"AY, POR DIOS. PENSE QUE TE HABIAS MUERTO D:"

Reí en voz baja. Escribiendo de vuelta.

"Estoy bien"

"¿Qué pasó que no respondías?"

De todo. Mi hermanito fue golpeado por primera vez por mi madre, tenía ganas de matar a todos y escapar. Obviamente no le escribí eso.

"Nada, me quedé dormido.'

Hable por un rato con Lucky. Me hacía olvidarme un poco del gran desastre con Oliver. También me hacía reír con algún que otro mensaje. La verdad, Lucky es un buen amigo, me hacía sentir bien y amado. Apenas lo conocí hace un mes, pero era alguien en quien podía confiar.