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Chapter 3 - La Propuesta.

-Amigo...¿Estás bien?- Alador me pregunto. Me di cuenta que mi pierna estaba demasiado inquieta, como si un teléfono estuviera vibrando constantemente.

-Oh...¡Si, descuida!- Respondí, sonriendo nerviosamente y calmando a mi pierna, posando mi mano sobre ella.

Estaba en los vestidores del edificio número 4, vestidor 14B. Eran las tres y cincuenta y cinco. Dentro de cinco minutos, iban a ser las cuarto de la tarde, y tendría que ir a almorzar con William. De tan solo pensarlo me provocaba unos nervios tremendos. Solo pedía que el tiempo se detuviera para evitar ir a almorzar con la persona que me hacia mariposas en el jodido estómago.

-¿Seguro? Parece que estas apunto de desmayarte.- Alador recalco.

-Más que seguro...Despreocúpate, estoy bien- Le mentí, solo quería que la tierra me trague.

Levante mi vista hacia el reloj redondo que estaba en la parte superior de la pared, a un costado de los casilleros.

"Las tres y cincuenta y ocho" susurre para mi mismo. Me levante y coloque mi bolso en mi hombro.

Observe a mi alrededor por algunos segundos más antes de salir de los vestidores. Apenas sali, me choque frente a frente con William.

Tenía su pelo recogido. Traía una camisa de color negro, jeans sueltos y unos zapatos con unas pequeñas estrellas en los costados, se veía como un jodido ángel.

-¿Vamos?- Me pregunto, con su voz relajada y suave.

Yo me puse demasiado nervioso, no sabia que mierda responder. Mis manos resbalaban de la tira de mi bolso por el sudor de mis palmas, y mi cuerpo estaba demasiado tenso. De mis labios, solo pido salir un pequeño y patético "E-espera..." William, arqueo una ceja, y se cruzo de brazos.

-¿Qué pasa? ¿Tienes que hacer algo?- Me pregunto, su voz sonaba algo irritada.

-Tengo que llevar mi...bolso a mi casillero.- Mi voz era literalmente un susurro que casi no se escuchaba.

William suspiro, y asintió con su cabeza, siguiendome hasta mi casillero para dejar mi bolso allí.

William estaba algo callado, manteniendo su expresión inexpresiva durante el camino. Aún que, no podía evitar sentirme nervioso a su lado.

Al llegar, abrí lo más rápido posible mi casillero para hacer todo rápido.

Vi como William cambiaba su expresión a una de sorpresa. Levante una ceja y pregunte:

-¿Qué pasa? ¿Estas bien?- Le pregunté, cerrando mi casillero lentamente.

-Es que...estas alado de mi casillero.

Me quedé sin palabras por un momento. Luego, sonreí ampliamente. ¿¿William era mi vecino de casillero?? Dios, ¡Nunca creí que una mierda asi me pondría tan feliz!

-¿Enserió?- Pregunte con entusiasmo.

-Si...es el casillero a la izquierda de ti.

No podía evitar sentirme feliz, soltando una pequeña risa juguetona. William me miró con su expresión sin emoción de siempre.

-No sé porque te emociona algo tan tonto como un casillero- Me dijo, metiendo sus manos dentro de sus bolsillos.

-Bueno...no es cualquier casillero, es TU casillero- Reí.

William me miro con sorpresa, para luego reír un poco en voz baja. Su risa, ¡Era jodidamente angelical! Era como escuchar a una sirena cantar. Su risa me hizo sonreír aun más, me sentía en el jodido cielo.

Caminamos hasta el auditorio, y finalmente, pude tener una conversación normal con William. No era alguien que se abría fácilmente, hablaba con normalidad y me trataba...con normalidad, creo...

Nos detuvimos en una puerta gris de metal, parecía que estaba con llave.

-Diablos...esta cerrado- Susurre.

-Eso no es problema para mi- Dijo, sacando una llave y abriendo la puerta delante nuestro. Miré algo sorprendido a William.

-¿Cómo conseguiste las llaves del auditorio?

-Cuando eres el favorito de tus profesores...consigues ciertos privilegios.- Me dijo con una risa, adentrándose en el auditorio.

Yo simplemente lo seguí. El auditorio era...¡Enorme! Las paredes de color negro, siento y siento de sillas puestas como una especie de escalera ascendente, y un enorme escenario con un telón de color rojo que llegaba hasta el techo del mismo.

-Maldición...- Susurre.

-¿Te sorprende? Solo es un auditorio, no es gran cosa.- Me dijo con una risa apagada.

El se subió arriba del gran escenario y se sentó en el borde, yo hice lo mismo, sacando un pequeño lonch de mi mochila.

Pero...William no saco nada. Yo lo mire con algo de curiosidad, pensé por un momento que el se había olvidado su almuerzo, pero no, el estaba con su celular, con su expresión despreocupada y sería.

-Will...- Antes de que pudiera seguir, me lanzó una mirada llena de ira.

-No me digas Will.- Me dijo seriamente. Mi cuerpo se tenso rápidamente. No creí que un simple apodo hiciera que reaccionará de esa manera.

-Perdón...¿Te olvidaste tu almuerzo?- Le pregunté, con una sonrisa algo nerviosa.

El me miró con una mirada algo más suavizada, dejando su teléfono de lado.

-Yo no almuerzo.

-¿No almuerzas? ¿Por qué?- Mi preocupación se hizo notar casi de inmediato.

-Bueno...simplemente siempre me olvido de empacar algo para llevar, y se me hizo costumbre- Vi como el desviaba su mirada, entrelazando sus propios dedos.

-Eso no debería de ser costumbre...- Hice una pausa. -Ten.-

Extendi uno de mis sandwich de pollo hacia William, mirandolo con determinación.

El miró el sandwich, y me miro a mi, soltando una risa nerviosa, apartando suavemente mi mano a un lado.

-Es tu comida.

-No me molesta compartirla, y muchísimo menos contigo. Toma- Extendí nuevamente mi mano con el sandwich.

El miró mi mano por algunos segundos, para apartarla nuevamente.

-No quiero tu comida.

-¡No seas terco! Solo...come- Implore, extendiendo mi mano por tercera vez.

William suspiro, tomando el sandwich de mis manos y dándole un pequeño bocado, provocando una sonrisa en mi rostro.

No dije nada más, solo deje que el silencio y el momento se disfrutará. Estar junto a William ya me hacia sentir demasiado bien, y me ponía aún más alegre sabiendo que esta comió algo que yo mismo prepare.

-Esta bueno...- Murmuró.

Sonreí ampliamente al escuchar eso, dándole un pequeño codazo en su brazo.

-¡Muchísimas gracias, William!- Le dije sonrientemente.

Pasamos todo el receso hablando. Me sentía en el jodido cielo, su voz suave y relajante, su risa angelical, me hacía hundirme aun más en el, y no podía evitar sentirme seguro a su lado, por un momento en mi vida, sentí lo que es estar enamorado de alguien. De alguien que podría amar y proteger con todo mi ser, pero...¿El sentiría lo mismo qué yo? ¿O solo me ve como un rarito? ¿Siquiera podría ser su amigo de confianza? O simplemente me ve cómo un compañero? O...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de William, que me devolvieron a la realidad.

‐¿Te parece bien si...te doy mi número de teléfono?- Me pregunto con su teléfono en manos.

-¡Por supuesto!- Respondí con una sonrisa en mi rostro, sacando mi celular de mi bolsillo y dictandole mi número. Creo que debería de...olvidarme de mis pensamientos, y disfrutar del buen rato que me hacia pasar William.

-Es...119293819?- Pregunto.

Yo asenti, guardando mi teléfono en mi bolsillo.

El escribió algo rápido en su celular, guardandolo el tambien.

-¿Quieres pasear un poco por el campus?- Me pregunto.

Yo asentí nuevamente, bajando del escenario, y siguiéndolo fuera del auditorio.

Caminamos por un largo rato. Yo le contaba algunas historias sobre mi antigua escuela. William era la clase de chico que solo escuchaba y no hablaba mucho, pero no me molestaba, me gustaba ver como me escuchaba atentamente, por un momento, senti un gran abismo de esperanza en mi corazón, una posibilidad de estar como su amigo, o como algo más que un compañero...

Estábamos haciéndonos preguntas para conocernos mejor. Me di cuenta que el evitaba por completo preguntas relacionadas con su familia, o sobre sus gustos.

-No quiero responder a eso.- Le había preguntado sobre su madre, y a que se dedidacaba -¿Y tu? ¿Cómo son tus padres?

-¿Mis padres? Bueno, son increíbles. Me apoyan en todo, en especial mi padre. El me alentó a empezar mi entrenamiento como boxeador, e incluso me ha pagado múltiples entrenadores. Mi madre, por otro lado, ella se niega un poco ante la violencia del boxeo, pero aun así, me apoya bastante.

Vi como William agacho su cabeza, susurrando algo para el mismo. Levante mi ceja sutilmente, mirandolo con curiosidad.

-¿Pasa algo, Will?- Le pregunté.

-¡Qué no me llames Will!- Me grito con furia. Yo retrocedí dos pasos hacia atrás, asustado.

-P-perdón...- Tartamudie, rascandome el brazo, apenado.

William solto un suspiro pesado, mirándome con sus ojos celestes.

-No me llames así...¡Nunca!- Me recalco, gritandome a lo último.

No entendía su enojo, solo era un simple apodo cariñoso. Me hacía sentir frustado ante su negativa, pero decidí respetar su decisión ante el apodo.

-Ok...perdón- Susurre.

William suspiro.

-Perdón, no era mi intención gritarte.

-Esta bien, ¡descuida!- Dije, con una sonrisa forzada pero radiante.

Continuamos caminando por un rato más. El ambiente estaba algo tenso por lo sucedido, pero pude calmarlo volviendo a hacer preguntas tontas, solo quería que William vea que no soy tan raro o molesto como el, probablemente, pensaba que era. El respondía con su expresión típica y voz tranquila, pero algo tensa.

Ya eran las cuatro en punto. William se preparaba para a ir a su clase de Inglés. Me sentía algo triste, ya que me gustaba hablar con William y el hecho de que este lejos de mi, no lo sé, solo me hacia sentir raro e incluso frustado.

-Bueno...¿Nos vemos mañana, William?- Dije, con una sonrisa nerviosa.

-Por supuesto.

William coloco su mochila encima de su hombro, y comenzo a marcharse. Yo sentía que debía de preguntarle lo que tanto me hacía sentir nervios, debía preguntarle si eramos amigos o simplemente nada.

-¡Espera!- Grite con todas mis fuerzas. Vi como William se detuvo en seco y volteo a mirarme. -¿Somos amigos?- Grite nuevamente.

William me miro por algunos segundos, antes de sonreír sutilmente, y mover su cabeza en señal de aprobación. Nuevamente, William comenzó a alejarse.

-Si. Si, si, si, ¡Si!- Comencé a saltar de la emoción, dando un pequeño chillido agudo.

Deje caer mi cuerpo sobre el pasto verdoso y fresco del campus de la secundaria, respirando ondo y sonriendo ampliamente. ¡Era amigo del chico más lindo! Dios...me siento en el jodido cielo.

Me levante y mire la hora. "Cuatro y diez" susurre. No tenía nada más que hacer en la escuela, pero no quería que William vaya solo a casa.

Me senté en uno de los bancos que estaban fuera de la entrada de la escuela. La entrada era demasiado rustica, enredaderas alrededor de los pilares que sostenían el techo de la entrada principal, árboles que recorrían a lo largo la entrada y los bancos en fila, entotal eran unos 30 o 35 si no conte mal.

Saque mi teléfono, dirigiendome a mi enlistado con los pasos. Tachando el primer paso.

Paso 1: ser amigos (X)

Sonreí nuevamente, logre lo que quería lograr.

   Me distraje demasiado hasta que senti un golpe en mi frente. Al levantar mi vista, me encontré con Alador, que se sentó a mi lado.

-¿Qué haces aquí? Nuestro horario terminó hace treinta minutos.

-Bueno...estoy esperando a alguien.

-¿William?- Me pregunto, sonriéndome traviesamente.

-Logré que sea mi amigo.- Le conté con una sonrisa.

Alador me dio un golpe en el hombro, riéndo en voz baja.

-¡Por fin se lo propusiste! Creí que solo lo acosarias hasta que te demande...- Alador río nuevamente.

-¡Yo no haría eso!- Dije nerviosamente. Alador levantó una ceja y me miro con una sonrisa que me decia todo lo contrario. -Bueno...tal vez.-

Pase las últimas horas charlando con Alador. Era una buena compañía, me hacía reír bastante y me hacía sentir bien. Me hablaba sobre su familia, ¡Un desastre total! Su familia era demasiado grande, en las reuniones familiares siempre terminaban peleando, riéndo y llorando, era como la familia Laoud.

Entre tanta risa, escuche como el timbre de la tarde sono, levantándome y despidiéndome de Alador. Me coloqué en la entrada de la escuela, viendo a los alumnos pasar. Y ahí estaba, resaltando como una flor rosada entre flores negras, una luna entre estrellas, William.

Me acerque, salundandolo con una sonrisa amplia.

-¡Hola William!

William me miro con curiosidad, deteniéndose delante mío.

-¿Lucky? ¿Qué haces aquí?

-Te estaba esperando. Quería acompañarte a casa.- Sonreí nuevamente, comenzando a caminar al lado de William.

-No era necesario, yo puedo ir solo.-Me recalco, desatando su pelo.

-Bueno, me gusta estar contigo.

-Me conoces hace apenas dos días.

-¿Y? ¡Eso fue suficiente para tomarte cariño!- Dije sonrientemente, golpeándole suavemente el hombro a William.

El camino era el de siempre, pero la sensación era diferente. William estaba algo más abierto, pero su actitud burlona y enojona persistía, no me molestaba, sabía como era el y me gustaba.

Nos detuvimos en su casa. Me dio un apretón de manos antes de comenzar a hablar.

-Sabes...no estaría mal si me acompañas a casa- Dijo con su voz tranquila.

Yo quería gritar, pero mantuve mi compostura. Simplemente sonreí.

-¡Por supuesto, estaría encantado de hacerlo!

William asintió, y se metio dentro de su casa. No me lo podía creer, ¡William me pidió que lo acompañe! Di un pequeño salto de felicidad, comenzando a caminar hacia mi casa, con una sonrisa demasiado amplia y llena de felicidad.

William era mi amigo, y no duraría en hacerlo reír y hacerlo sentir seguro siempre. Y si tal vez, solo tal vez, podría tener una oportunidad.

Pero, seamos realistas, el no se fijaría en alguien tan tonto como yo. Es el un sueño que todo soñador querría, y yo, un soñador que apenas puede soñar con su voz.

Llegue a mi casa. Nisiquiera salude a mis padres, simplemente me dirigí a mi cuarto y me tire sobre mi cama. Mi mochila colgaba sobre mi muñeca, mis ojos perdidos, fijos al techo. Me pregunto si William siente algo por mi...

Que ridículo, probablemente es hetero, soy un idiota.

Tengo que olvidarme de el.