La sopa fue puesta sobre la mesita de noche más cercana a la cama. El aroma a verduras y pollo se filtró en la habitación, llenándola de exquisita calidez. El aroma por sí solo fue lo suficientemente bueno, provocando que hasta el joven maestro de una familia distinguida quisiera comer, demostrando la virtud culinaria que Luo Bingwen tenía al cocinar.
Por supuesto, Jeon Yu no fue el primero en desayunar, en cambio, dejó la sopa en un lugar en el que fuera sencillo para el alfa tomarla sin esfuerzo.
Este acto de servicio fue natural y no agregó ningún malestar al caos que era la mente del joven maestro. En realidad no pensó en ello, pero si lo hubiera pensado habría sabido lo extraño que era. Para Jeon Yu, quién a pesar de ser visto como un segundón había nacido en cuna de oro, debería ser aberrante servir de la manera en la que acababa de hacerlo.
Si lo hubiera pensando incluso habría sabido que esto era algo que nunca había hecho por nadie más. Sin embargo, no pensó en ello ni en el hecho de que no era la primera vez que lo hacía. Si bien nunca había servido a nadie más, desde hacía unos días se había dado a la tarea de limpiar con toallas húmedas el rostro de Li Han e incluso había ayudado a cambiar sus vendajes.
Si alguien se enterara de que el segundo joven maestro de la poderosa familia Jeon había atendido a un vagabundo como lo haría un sirviente, ¿qué cara pondría?
Seguramente todo el mundo tendría mucho qué decir, pero eso era algo que no le importaba en lo absoluto. Lo único que tenía en mente, además del aluvión de odio horripilante que desmembraba una y otra vez a Jeon Qi y decía palabras dolorosas en dirección a Rong Wei, era un sentimiento de lastima. Un pobre hombre perdido y herido había pasado tantas dificultades y había sido olvidado todo el tiempo.
Luo Bingwen no había estado de acuerdo con este tipo de tratamiento, pero a diferencia del pensamiento merecedor entre ricos y pobres, lo decía porque él era un omega y la otra persona era un alfa. A los omegas se les consideraban valiosos por su belleza, su pureza y por la forma sumisa en la que debían actuar. Aunque Luo Bingwen había creído erróneamente que el capullo omega había sido desflorado por dinero desde hacía un tiempo, todavía se preocupaba por la integridad del omega. El pasado era el pasado y las personas podrían labrar un destino diferente. Que el joven hubiese actuado ante la desesperación de la forma en la que lo hizo, solo demostraba la valentía que había en su corazón.
A veces para sobrevivir uno haría cosas que eran perjudiciales para uno mismo. Él lo entendía y secretamente se compadeció. Solo por eso no permitió que el omega cayera de nuevo y también lo hizo prometer que no haría este tipo de cosas en el futuro. Pero quién sabía, el joven era joven y además era omega, lo que lo convertía en una victima potencial.
Para evitarlo, Luo Bingwen le había dicho que era bueno que quisiera cuidar a alfa, pero no debía exponerse como lo hacía. No era nada bueno que un A y un O estuvieran solos en una habitación, mucho menos un alfa del que no se sabía nada. Si esta persona despertaba y su actitud era violenta por voluntad propia (y no por el impulso de una droga), entonces omega pagaría las consecuencias.
Aunque hubo vergüenza por ser malinterpretado, Jeon Yu no fingió ser ignorante y agradeció la preocupación del beta. La intención de querer proteger a un omega con "estos antecedentes", le pareció digno de elogio. No muchas personas que no fuesen los propios omegas harían algo así. Un omega solo era visto como un producto para la reproducción más que como un individuo, por eso era tan importante saber el camino de sexual de dicho producto. La meta de vida siempre sería ser el matrimonio y su orgullo consistía en dar herederos alfa a su alfa.
Este no era el deseo de la mayoría de omegas, pero era lo que se enseñaba. Omega no suele tener poder, así que era casi lo mismo.
Por supuesto, aunque Jeon Yu había entendido que A y O no debían estar solos por temor a que A soltara feromonas y obligara a omega a restar su valor, había algo que Luo Bingwen había pasado por alto. Si bien Jeon Yu parecía un buen samaritano ofreciendo sus buenos actos junto a un aura inocente (y en parte era así), la única razón por la que lo hizo fue porque fue salvado por este hombre y fue testigo de su buen juicio.
Además, su instinto lo dijo.
Cuando se trató de este alfa, su instinto le aseguró que no había nada que temer. Entonces le creyó y eso fue todo. Pero si se tratara de otro, a menos que fuera Rong Wei, nunca haría algo así. Pese a que él no había sufrido la mayoría de humillaciones que sabía los alfas harían sufrir a omega, todavía había sido desperdiciado. Y si así trataban a uno de los hijos más privilegiados del país ¿qué podrían esperar el resto?
Ni siquiera quería imaginarlo.
Quién solía ver este tipo de noticias y abogaba todos los días, era Zhou Donghai. Por su parte, él no era tan valiente.
—¿No tiene hambre?
Al ver el perfil tranquilo y la mirada profunda de Li Han, Jeon Yu no pudo evitar preguntar. Mientras pensaba y pensaba, había estado mirado discretamente a Li Han y había notado que no había probado la sopa.
El buen aroma seguía disperso en el aire, haciendo salivar y querer comer, pero el alfa no había comido ni una cucharada.
Aunque la capacidad de supervivencia de un cuerpo alfa dominante era absurdamente asombrosa (por ejemplo, pudiendo soportar un margen de dos semanas de inanición sin mostrar problemas físicos, entre otras grandes cualidades), al verlo despierto por primera vez, también quiso verlo comer por primera vez.
Ya sabes, sufría un estúpido dilema: instinto protector versus pensamientos de odio hacia su hermano, versus cierta vergüenza de estar viendo el pecho desnudo de Li Han.
Li Han no parecía darse cuenta de esto, o si lo hizo, tampoco le importó. Con una postura recta, su pecho blanco y esculpido parecía brillar con los débiles rayos de sol que cruzaban las nubes grises. Las vendas estaban un poco flojas y las costras se veían sin problemas. El cabello negro caía gloriosamente como un manto desordenado sobre su cuello.
Jeon Yu tuvo un pensamiento que rápidamente ocultó. Apartó la vista y apretó las manos queriendo descargar la vergüenza.
Li Han asintió y volvió la cabeza. Extendió la mano lentamente, sus dedos temblaron ligeramente. Sus movimientos fueron tan lentos y entumecidos como si todo le resultara difícil. Agarró la cuchara, esta resbaló de sus manos y cayó a un lado.
Li Han soltó un suspiro desdichado y no dijo nada más.
Oh, no.
Jeon Yu sintió dolor de cabeza por enésima vez y quiso golpearse contra un muro y morir por milésima vez.
No es que le parecía, en realidad, le era difícil.
—Espera —Jeon Yu habló en voz baja, sintiéndose avergonzado de muchas maneras. Se levantó y caminó hacia la cama—. Es mi culpa, lo siento, olvidé que tú no puedes… lo siento, no me di cuenta. No, no es que no me diera cuenta, solo lo olvidé. Es que estoy pensando en otras cosas y… bueno, no te estoy ignorando a propósito. Es culpa de mi cabeza, me duele la cabeza y yo… —soltó un largo suspiro antes de decir—. Te ayudaré.
En todo este tiempo el hombre lo miró con ojos silenciosos, tan claros y tranquilos, sin ningún rastro de queja ni de menosprecio con el que los alfas solían ver al resto de castas.
—¿Ayudar?
Alfa levantó sus largas pestañas negras y preguntó como un niño.
—Si al señor Li no le molesta, lo ayudaré a… —no quiso decir «dar de comer en la boca» así que optó por apuntar la sopa sobre la mesa.
Jeon Yu no quiso pensar en este estado vergonzoso en el que omega se ofreció a alfa de esta manera. No lo pensó, y si lo pensó, enterró este pensamiento en "cosas que era mejor no mencionar".
La expresión de Li Han no varió y volvió a asentir con la cabeza.
Jeon Yu se sentó cerca de la cama y apoyó la bandeja sobre sus piernas. Agarró la cuchara que había caído y movió la sopa con cuidado un par de veces. Tras comprobar que todavía estaba caliente, levantó una cuchara y sopló dos veces.
Alfa lo miró y no hizo ruido. Fue obediente, y cuando omega acercó la cuchara, abrió la boca y comió en silencio.
La actitud de ambos pareció tener un entendimiento tácito. Uno daba de comer y el otro comía. No había nada más. La feromona mentolada se filtró suavemente en la habitación. Su fuerza no fue agresiva, no venía con malicia y solo vino a saludar. Una feromona aterciopelada, ligera y limpia.
Jeon Yu recordó que alfa no sabía lo que era 'alfa' y lo que significaban las feromonas alfa para omega. Pensando en eso, no se sintió agraviado porque la otra persona de la nada lo estaba cortejando. En cambio, como si hiciera una travesura, dejó ir un poco de sus propias feromonas y le dio una palmada en la cabeza. Un sentimiento de ternura viajó a través y ambas sobrevolaron suavemente en armonía.
En terminos de animales, se sintió como un gato negro alimentando a un perro callejero. El perro le estaba moviendo la cola y la sensación era agradable.
Mientras era alimentado, alfa miró a Jeon Yu fijamente, casi sin parpadear. Parecía buscar algo en la expresión del otro, pero no parecía encontrar nada. Al terminar de comer, dijo:
—Gracias.
Jeon Yu lo ayudó a limpiar las comisuras de la boca con una servilleta de papel y le dedicó una sonrisa lánguida. Aunque no se sentía de buen humor, quiso verse agradable y todavía sonrió.
—No es problema —dijo Jeon Yu.
En realidad, no era problema.
—Por esto y (también porque)… —la voz ronca y baja se extendió lentamente cada dos palabras—… antes (me) salvaste… Gracias.
Jeon Yu se quedó un poco aturdido, luego su sonrisa se suavizó. Pensó que este alfa era realmente singular.
De repente, alfa extendió lentamente los dedos. Jeon Yu vio la mano acercándose. La acción fue lenta y pudo ser fácilmente esquivada, pero no hizo nada por moverse. Los dedos quisieron tocar la frente, pero no tuvieron la movilidad suficiente y aterrizaron sobre la mejilla del omega.
Los párpados se abrieron y el color azul tembló ligeramente.
—¿No has… medicina? Tú… fiebre.
Aunque vio la mano moverse, Jeon Yu todavía se sorprendió al sentir el tacto cálido que quemó sobre su piel.
—Es… lo olvidé, pero estoy bien. No es fiebre alta.
Los dedos pálidos del alfa se retrajeron.
—Bebe medicina. Tu salud… cuídala.
Jeon Yu vio la expresión sincera del alfa y se sintió fuera de sí. Cuando reaccionó, dijo ser cooperativo y se levantó.
—Esta bien, iré por medicina.
Después de beber un antigripal y desayunar un poco de sopa, volvió a la habitación de Li Han y se quedó dormido sentado en el sillón mientras se suponía veía al otro dormir.
Por la tarde sonó el timbre de la posada.
Jeon Yu no esperaba que un huésped viniera y sinceramente pensó en no atender. Después de todo, él no tenía mucho conocimiento y Luo Bingwen le había avisado que se quedaría encerrado en su habitación durante todo el día.
Pero…
Se colocó una mascarilla y se acercó a la entrada con buena actitud.
Las finanzas de este negocio eran tan pobres y Luo Bingwen tenía el corazón de alimentar a tanta gente ¿cómo podía no hacer algo cuando había una oportunidad? Aunque su inversión iba en quiebra, aún se le consideraba un empresario. Manejar una tarea de recepción debía ser algo que podía hacer.
—Bienvenidos a la Posada MM-
Con voz risueña, quiso dar una buena impresión. Incluso levantó la mano para saludar, sin embargo, al ver el rostro de la otra persona sus palabras se ahogaron y no pudo seguir hablando.
No esperaba ver a Tian Suying en este lugar tan alejado.
Tian Suying era una compañera de clases de la universidad.
Era callada y no parecía llevarse bien con ninguno de sus compañeros salvo algunas personas del nuevo departamento de ídolos.
Su expresión facial era una cara seria y nunca se preocupó por intentar caerle bien al segundo joven maestro Jeon.
Si Jeon Yu sabía sobre ella era porque su actuación en la última presentación fue calificada como la mejor de la clase y solía recibir felicitaciones por sus estudios.
¿Y al parecer su compañera de clases se había perdido en medio de la autopista que conectaba con Ciudad B y había terminado en esta posada de mala muerte?
Rápidamente recordó su papel como persona promedio y se inclinó para saludar a esta joven dama.
—Bienvenida, señori-
—¿El hermano Luo no está?
Tian Suying no lo interrumpió, hablaron al mismo tiempo.
Jeon Yu de repente volvió a quedarse en blanco. ¿Qué no era una hija talentosa de algún funcionario y por eso actuaba con aires de orgullo en la universidad? ¿Cómo podría esta compañera de clase venir por esta carretera olvidada para visitar al señor Luo, y además, llamarlo «Hermano Luo» de forma familiar?
Y… ¿qué era esa sonrisa sincera en el rostro?
No mentía si decía era la primera vez que veía a la solitaria Tian Suying con una expresión tan amable.
—¿El hermano Luo te dijo que no podía recibir visitas? Seguro te ha puesto las cosas difíciles —Tian Suying pareció entender quién sabe qué y habló con condescendencia—. Tranquilo, tampoco te daré muchos problemas, solo vine a traer al abuelo Luo. La abuela debe ir hoy al cardiólogo y no habrá nadie en casa para acompañarlo, así que es mejor si vuelve ahora. Ven, ayúdame a bajar la silla de ruedas.
El abuelo Luo saludó a la distancia, desde el asiento trasero del auto.
A diferencia de la sombra que rodeaba a Tian Suying mientras estaba en la universidad, esta Tian Suying se comportó amable y no pareció tener algo que ver con un estatus extravagante. No trajo consigo guardaespaldas, ni chófer, el auto se veía un poco destartalado y su ropa era barata.
—¡Hola! —al bajar y sentarse sobre la silla de ruedas, el abuelo Luo saludó con una sonrisa que acentuó cada una de sus arrugas. Luego se giró a Tian Suying y explicó— ¡Xiao Yin, él es el novio de Mengmeng, mi nuera!
Jeon Yu tosió.
—No, no es nada de eso.
—Lo sé —Tian Suyin sonrió, su sonrisa menos brillante— ¿Eres nuevo trabajando aquí, no? Me llamo Tian Suying y conozco al hermano Luo hace mucho tiempo.
—Empecé hace poco. Me llamo Chong Yu.
Jeon Yu empujó la silla con una piedra en su corazón. Mentir descaradamente a un desconocido parecía no tener ningún peso en comparación a mentir a una compañera de clases que veía a diario. Era simplemente demasiado incómodo.
—No te pongas nervioso. Ambos somos omega, espero que nos llevemos bien en el futuro.
Tian Suying se despidió con una sonrisa, volvió al pequeño auto destartalado, lo encendió y se fue.