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Chapter 3 - Acto 1: capitulo 3

Ordene mi habitación para no tener molestias al jugar el videojuego. Primero limpie un poco la consola con quitarle el polvo. También le soplaba por los orificios para quitar el polvo de adentro. Y después de estar limpiando, pude quitarle casi todo el polvo. Por lo que lo conecte al televisor de mi habitación, inserte el cartucho a la consola, y la encendí cruzando los dedos. Y por milagro, la consola funcionaba.La trama del juego era la de un niño que posee poderes psíquicos. Y que debe salvar a una princesa de un malvado psíquico. En resumen, era la típica trama de un héroe salvando a la chica indefensa. Ese tipo de historias eran muy usada en las películas, o en los juegos de hace 30 años. Pero bueno, veamos que puede ofrecerme este juego.Apenas empecé a jugar por unos 30 minutos. Y no mentiré que el juego es muy divertido. Vaya que el abuelo no mentía que el juego es bueno. Vaya que me atrapó su historia. Después de haber jugado ocurre un apagón. Y para desgracia no guarde la partida en último segundo. Quede muy frustrado por saber de qué tengo que repetir toda la parte en donde no guarde. Así que decidí ir a la sala principal para acompañar a Billy.En la sala principal, Billy y yo estábamos esperando a nuestros padres. Y ya estaba comendando a anochecer. De pronto se escucha un fuerte relámpago, que nos terminó asustando a Billy y a mí. Y luego comenzó a llover. Me acerque a la ventana para ver los truenos. Ya que nunca había caído truenos en Oldentown. Así que ver los truenos, y escuchar los relámpagos, era una experiencia única en la vida. Miraba con los truenos con mucho asombro. Y Bill también quiso ver los truenos por lo que se puso al lado mío. De pronto veo algo. No sé si era solo mi imaginación, pero me pareció ver una especie de avión que estaba volando sobre los truenos. —Bill mira, hay algo volando sobre los truenos, ¿lo viste?— dije apuntando hacia los truenos.—no, no veo nada— respondió Bill.La extraña cosa desapareció, y de pronto vi un auto acercarse a nuestra casa. Eran nuestros padres, quienes ya llegaron del trabajo. Al llegar se bajaron del auto, pero lo dejaron encendido. Y entraron a la casa. —Bill, Edd, tenemos que ir a la comisaria— dijo mi mamá. —¿Por qué?— pregunte.—debido al apagón, y esta inesperada tormenta eléctrica, nos avisaron de que tenemos que ir a la comisaria para resguardarnos, hasta que pare la tormenta, así que será mejor darnos prisa antes de que empeore la tormenta— dijo mi papa. Todos no hemos subido al auto, y nos dirigimos hacia la comisaria del pueblo.