Mis padres, Bill, y yo estábamos en la comisaria. Y el lugar estaba lleno de camillas para pasar la noche.
De pronto el viento de la tormenta empieza a volverse más fuerte. Golpeando con fuerza las ventanas de la comisaria. Y asustando a todas las personas del lugar, incluyendo a mi y a mi familia. Por lo que todos comenzaron a abrazarse. —papa, ¿vamos a estar bien?— dijo un niño a lo lejos.—por supuesto, estaremos bien, solo tenemos que esperar a que termine la tormenta— respondió su padre mientras le daba un abrazo.Todos estábamos asustados, pero luego un fuerte rayo impacta en la comisaria (de todos los lugares tenía que ser en la comisaria). El impacto fue tan fuerte que logró romper las ventanas de la comisaria. Además de que también provoco un apagón en el lugar. La gente empezó a entrar en pánico. Y los policías tuvieron que calmarlos para mantener el orden. Bill comenzó a llorar del susto, y no mentiré que yo también. Y nuestros padres nos abrazaron para poder calmarnos. Pero de pronto se escucha una voz en mi cabeza.—tranquilo— dijo una voz femenina.—¿qué? — dije.—¿qué pasa Edd?— pregunto mi mamá que estaba abrazando a Bill.—¿no escucharon eso?— pregunte.—¿qué cosa?— pregunto mi papá que me estaba abrazando.—la voz— dije.—no hemos escuchado nada— dijo mi mamá.—en serio juré que había escuchado algo— dije.—ellos no me escuchan solo tú, ¿y tú eres el que envió la señal? — dijo la voz.—¿señal, cuál señal?— dije.—¿de qué estás hablando Edd?— pregunto mi papá confundido.—n-nada solo estaba pensando en voz alta— dije avergonzado—será mejor que hables con la mente, así nadie sospechara— dijo la voz—bien, pero a que te refieres con señal, yo no mande ninguna señal, ¿a todo esto quién eres, eres acaso alguna voz en mi cabeza?— pregunte hablando mentalmente. —soy Aelita, y vine aquí porque he recibido una señal que la seguí hasta aquí— dijo Aelita.—bueno Aelita, yo no fui el que mando una señal, las antenas del pueblo no funcionan, y para el colmo una fuerte tormenta eléctrica está arrasando el pueblo, y la comisaria, así que seas o no una voz en mi cabeza, te pido que por favor me dejes...— iba a terminar de hablar, cuando de repente el viento de la tormenta empezó a soplar más fuerte.Sentía como el viento estaba empujándome fuerza.—escucha, ellos también siguieron la señal que mandaste, ellos fueron quienes provocaron la tormenta, así que los detendré para que podamos hablar cara a cara a solas— dijo Aelita.—espera "ellos", detener la tormenta, de que hablas ¿cómo puedes parar una tormenta tu sola?— le pregunte, pero ella no me respondió.De pronto sentí como la fuerza del viento bajaba. Y toda la gente que está adentro de la comisaria (incluyéndome). Vio una gran luz rosa que está siendo iluminado desde afuera. Nadie sabía que estaba pasando por afuera. Pero seguía bajando la fuerza del viento. Y de pronto se oye una explosión, como si fueran fuegos artificiales. Y la tormenta se detuvo. Los relámpagos se silenciaron, y paro de llover. Pasaron unos minutos hasta que los policías nos dijeron que ya es seguro salir, solo que también dijeron que por ahora pasáramos la noche en la comisaria.—miren se ven unas hermosas esferas rosas en cielo— dijo el mismo niño de hacer rato.Mi familia y yo, y también la gente que estaba en la comisaria salió para ver las estrellas. Y no mentiré que el niño tenía razón. El cielo estaba plagado de esas esferas en el cielo. No eran estrellas, sino que eran como una especie de copos de nieve que brillaban no solo en color rosa. Sino también en diferentes colores rojo, verde, azul, y morado. Era un hermoso espectáculo.—vaya que hermoso, como dice el dicho "cuanto mayor sea la tormenta, más brillante será el arcoíris"— dijo mi mama.—si es verdad— dije mientras miraba asombrado el cielo.—por fin pude detenerlos, ahora podemos hablar a solas— dijo Aelita.—todavía sigues en mi cabeza, ya déjame— le respondí malhumorado (obviamente hable con la mente sino parecería raro de que este hablando solo en voz alta).—no puedo hasta que podamos hablar sin que nadie te vea— dijo Aelita.—escucha extraña voz en mi cabeza, podríamos hablar mañana, hoy día ya tuve suficiente con lo de esta tormenta— le respondí.—de acuerdo será mañana, y asegúrate de que nadie te siga o te vea, hay nos vemos— dijo Aelita.Termine de hablar con Aelita, o la supuesta voz que está en mi cabeza (ojalá mañana se me pase esto de oír voces, o si no me estaré volviendo loco).